Cerrar

«Algún día el indulto nos puede tocar a uno de nosotros», afirma uno de los presos que pujan hoy

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Por delante del indultado salieron ayer de la prisión los nueve presos que participan esta tarde -si la lluvia no lo impide- en la procesión pujando el nuevo paso de la cofradía, que pesa media tonelada y requerirá el esfuerzo de 84 braceros. «Algún día podemos ser uno de nosotros los indultados», afirma Jonathan, uno de ellos, en el transcurso de una conversación sobre su vida en la prisión y las expectativas de futuro. Jonathan «Estoy pagando con mi juventud» Jonathan es uno de los reclusos que participará por primera vez en la procesión del Perdón como bracero. Tiene una condena de nueve años y un día por tráfico de drogas y ha cumplido tres. Está pagando con su juventud, como dice él, el espejismo de un viaje a Colombia. Regresó con seis kilos de cocaína camuflada como paquetes de café con el sueño de «poner mi propio negocio con 20 años». Pero le falló el contacto en Barajas y el sueño se convirtió en una pesadilla entre rejas. «Trabajaba de encargado de una discoteca y ganaba bastante, pero tenía una novia que todo eran joyas, comer fuera de casa... Ví una vida fácil y bonita...». Ahora su proyecto es «fundar una familia; ya se me ha pasado el tiempo de jugar a la Play Station...» Brezovsky «Espero salir pronto y trabajar en un taller» Es bosnio y fue condenado a tres años y un mes por un delito de tráfico de drogas. Participó en el transporte de un alijo de 1.500 kilos de hachís. Es uno de los presos que el año pasado procesionó el Cristo de la Esperanza y le gustó la experiencia, algo desconocido en su cultura multirreligiosa. Ahora tiene la vista puesta en la libertad. «Me está esperando un trabajo en un taller de coches». William «El paso por la cárcel te hace reflexionar mucho» «Allá somos muy creyentes», es lo primero que dice William, un colombiano que ha cumplido cinco años de los diez y medio que le quedó de condena por tráfico de drogas. Hoy pujará con los braceros de la Condena de Cristo y se acordará de las procesiones de Semana Santa de su país, donde los cofrades desfilan sin la cara tapada. «El paso por la cárcel te hace reflexionar mucho», asegura este hombre de 34 años que tuvo que confesarle a su hija de 13 que estaba preso porque la niña ya dudaba que su padre le quisiera después de tanto tiempo sin ir a verla a Cali. Su segunda esposa y un niño de tres años le esperan en Málaga para cuando alcance la libertad. «Yo sí tengo mucha creencia» religiosa, aunque, por encima de todo, la ocasión es un permiso, su primer permiso, para airearse en la ciudad. Bou Cris Un musulmán no practicante entre los braceros Este joven marroquí también cumple prisión por tráfico de drogas: un alijo de 30 kilogramos de hachís le está costando tres años y medio de cárcel y es el que menos impaciencia muestra por salir. No es una cuestión de papeles; «tengo permiso de residencia», sino de carácter. Bou Cris sólo piensa en lo inmediato y lo único que le urge esa tarde es terminar el trabajo de la cena en la cocina, donde está destinado. Es musulmán no practicante. Jorge «He aprendido a controlarme un poco y a valorar las cosas» Tiene 24 años y espera salir con el tercer grado en el 2006. Su condena, por lesiones, es de siete años y nueve meses. «Me atacaron y le clavé una navaja», explica. Hubiera preferido pasar el permiso en su casa, pero lo aceptó aún con la condición de pernoctar en el centro de Cáritas especializado en acoger a presos durante los días de asueto. En la cárcel, desprovisto de familia, novia y todo lo que tenía en la calle -reconoce- «he aprendido a controlarme un poco y a valorar las cosas». Es la lección que aporta. Samuel «Aquí he aprendido un oficio, soy carpintero» Samuel tiene 10 años y medio de condena por robos con intimidación cuya finalidad principal era la de procurarse droga para su adicción. Ha cumplido cinco y espera salir en junio con el tercer grado a un centro de rehabilitación, el Pampuri de Valladolid. Se siente orgulloso de pujar por segunda vez, «aunque sea la última». Su reflexión: «La cárcel no le viene a nadie, pero yo he aprendido un oficio. Soy carpintero», dice con mucha estima. Víctor «Salir en la procesión me hizo sentir un poco raro» Es otro de los internos que espera dejar la cárcel en pocos meses. En agosto, para ingresar en un centro terapéutico de Proyecto Hombre. Ha cumplido cuatro años y medio de los diez y diez meses que tiene en su sentencia por robos. También es su segunda procesión y reconoce que «te sientes un poco raro entrre tanta gente». DESDE 1998 HA HABIDO 8 INDULTOS A PETICIÓN DE LA COFRADÍA DEL PERDÓN 1998: Covadonga 1999: Antonio 2000: Silvia 2001: Javier 2002: Ángel 2003: Andrés 2004: Arturo 2005: Alfredo

Cargando contenidos...