«Vacas locas» y el espejismo del negocio de las avestruces

El negocio del matadero municipal recibió la puntilla a raíz del escándalo de la encefalopatía espongiforme bovina o mal de las «vacas locas», que generó una caída brusca en las ventas de carne de todo el país. Durante los últimos tres años la producción del matatadero ha seguido también cayendo de forma paulatina a un ritmo aproximado del 4% anual, que se agravó en la cuenta de resultados con una congeleción de las tasas por sacrificios de animales, lo que eleva al final las pérdidas a un 7%. Si se han contenido en algo ha sido gracias al despido o no renovación de los contratos de una decena de trabajadores. Según el último informe de Emimalsa, «desde el año 2001 el descenso de la actividad ha sido constante», en una recesión que se achaca, entre otros factores, «a las caída del consumo de carne y al estancamiento general en la actividad comercial de los usuarios mayoristas». Hubo años atrás un cierto espejismo, cuando en León se crearon las primeras granjas de avestruces, «pero aquello daba muy poco y ya no queda ninguna».