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| Análisis | Los recursos hídricos |

El escaso poder del deshielo

Sólo un porcentaje mínimo de cuenca fluvial leonesa está por encima de los 1.500 metros de altitud, por lo que la absorción de los pantanos será mínima ahora que se derrite la nieve

Publicado por
M. Romero - león
León

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Hay mucha nieve, pero cuando se derrita será muy poca la que llegue a los ríos y pantanos. Sólo un pequeño porcentaje de cuenca fluvial en León se encuentra por encima de los 1.500 metros de altitud, donde a fecha de hoy se concentra una importante masa de nieve que empieza a derretirse. La capacidad de absorción de los embalses es, en este sentido, mínima, por lo que sólo la persistencia de precipitaciones podría equilibrar la escasez de agua que acumulan este año las presas de León, según explicaron fuentes de Confederación Hidrográfica del Duero (CHD). Sin embargo, una descarga importante de lluvia, tan deseada en estos momentos para los cerealistas, podría provocar avenidas en los ríos de la provincia que siguen sin regular, que son todos menos el Esla, el Porma y el Luna. Según el Libro Blanco del Agua, sólo 1.840 hectómetros cúbicos de agua al año sirven para recargar los pantanos de la cuenca del Duero, de los 52.799 kilómetros de superficie permeable aflorante que hay en el mismo territorio. La rigurosidad del clima provocada por el cambio climático promete ser cada vez más dura, a tenor de las conclusiones del informe elaborado por científicos para el Ministerio del Medio Ambiente. Simulación hasta el 2060 Este macroestudio, en lo que respecta a la climatología del área leonesa (continental), advierte que los recursos hídricos sufrirán disminuciones importantes, sobre todo aquellos ríos y arroyos de zonas de montaña. En el horizonte del 2030, con una simulación de un aumento de temperatura de un grado centígrado y disminuciones medias de precipitación del 5%, la aportación de agua de forma natural se reduciría entre un 5% y un 14%. Para el 2060, simulaciones con aumentos de temperatura de 2,5 ºC y descenso de precipitaciones de un 8%, producirían una reducción global media de los recursos hídricos de un 17%. Estas cifras pueden superar el 20% para los escenarios previstos para final de siglo. El agua sobra, mal negocio No ha habido peor enemigo para el ahorro de agua que la percepción social de que en León «sobra». En la cuenca fluvial a la que pertenece la provincia, sólo 930 hectómetros cúbicos de agua son consumidos, de los 39.000 que discurren por sus ríos. A este respecto, el estudio Usos y consumo de agua en la cuenca del Duero, elaborado por Fernando Moliner Hernando, subraya que a lo largo de toda la trayectoria de los planes hidrológicos se observa que el regadío ha sido el factor determinante de la política hidráulica en la cuenca, lo que no ha sido obstáculo para que casi tres quintas partes del agua regulada estén destinadas a la producción hidroeléctrica. El regadío utiliza el 93% del agua consumida, mientras los abastecimientos e industrias tan sólo usan el 7%. Según ese mismo artículo, las transformaciones en regadío, al igual que la construcción de grandes embalses, están hoy paralizadas, a pesar de que figuren como objetivos prioritarios de los distintos planes. En esta tesitura se encuentran los embalses del Eria y del Duerna, que el Gobierno ha renunciado, al menos de momento, a construir por considerarlos innecesarios. Estos pantanos, proyectados en el Plan Hidrológico Nacional, fueron planeados con el objetivo de regar más de 10.000 hectáreas. Sin embargo, el Plan Nacional de Regadíos no prevé ninguna nueva zona regable de esa magnitud en la zona.