Se cumple un año de la explosión en el piso en el que se inmolaron siete terroristas del 11-M
Los analistas aún no ven errores en la acción de los geos en Leganés
La detonación destruyó multitud de pruebas y frustró el interrogatorio de los islamistas
Un año después, los analistas de la Policía han recordado mil veces lo ocurrido y siguen sin ver errores técnicos en la operación, a pesar de que la han reconstruido segundo a segundo. Su conclusión es que la suerte no estuvo de su lado y «todo lo que podía salir mal, salió mal». Además de llevarse la vida de Francisco Javier Torronteras, la explosión del piso de Leganés en la que se suicidaron siete de los terroristas del 11-M retrasó y dificultó una investigación complejísima al destruirse multitud de pruebas y, sobre todo, frustró el interrogatorio al núcleo de la célula terrorista. Fue un día frenético. Los agentes de Información de la Policía habían «pinchado» varios móviles con tarjetas de la misma partida que la utilizada en la mochila bomba desactivada en Vallecas el 12 de marzo. Así se detectó al terrorista todavía huido Mohamed Belhadj. Ángel Acebes, fue informado sobre las 11.00 horas, aunque todavía no había confirmación. A las 16.00 horas, agentes de paisano fueron enviados a la zona para verificar que los integristas ocupaban el piso. El recadero de la célula, Abdelmajid Bouchar, bajó en torno a las 16.30 horas a tirar la basura, y en el momento que pisaba el portal, sonó el walkie talkie oculto de un policía camuflado. Dos centenares de agentes Los agentes intentaron en vano detener al terrorista. Bouchar que se fugó por piernas y avisó a la casa. Pasadas las 17.00 horas, uno de ellos se asomó a la ventana y empezó a disparar con una ametralladora a diestro y siniestro. La situación era crítica. La Policía, minutos antes de las 17.30 horas, ordenó la intervención de los geos. A las 19.00 horas, llegaron a Leganés y vieron la situación enquistada. Dos centenares de agentes, apostados ante el edificio y en el jardín, respondían a las ráfagas de ametralladora procedentes del primer piso. Los terroristas habían arrancado las cortinas blancas y se había envuelto en ellas, gritaban versículos del corán y amenazaban con volar el edificio. Los geos calcularon que había al menos cuatro terroristas y con explosivos. Durante hora y media, los agentes estudiaron los planos de la casa. Se barajó la posibilidad de asaltar el piso desde la vivienda contigua, pero se descartó. Unos minutos después de las 20.30 horas, comenzó la intervención de los geos. La muerte de un geo El plan era acercarse al piso para capturar a los terroristas, pero nunca asaltar la casa porque era posible que se inmolaran. Los 15 geos entraron al inmueble por el garaje. Cuatro agentes se apostaron junto a la puerta de incendios y el resto en las escaleras. Mientras preparaban la voladura de la puerta, al menos tres terroristas, Jamal Ahmidam, El chino, Serhane Ben Fakhet, El tunecino , y Mohamed Orlad, llamaron a sus familias para despedirse. A las 21.00 horas, los policías reventaron la puerta. Los terroristas, apiñados en torno a los explosivos y algunos vestidos con chalecos y cinturones-bomba, respondieron con balas. Los disparos no inquietaron a los asaltantes porque estaban fuera de su ángulo de tiro. Los policías pidieron negociar y los integristas, sin dejar de apretar el gatillo, gritaron: «¡Entrad mamones!». El jefe de grupo dio orden de lanzar botes de humo para forzar la salida de los islamistas. Torronteras se puso a la vanguardia del contingente. Algunos geos creen recordar haberle oído gritar: «¡Alto, quieto ahí!» A las 21:03 horas, todo saltó por los aires.