Italia está viviendo la muerte de Papa en medio de una conmoción general y una peculiar situación política. Ayer domingo y durante toda mañana de hoy han estado abiertas las urnas por celebrarse elecciónes adminstrativas regionales en gran parte del país. El consejo de ministros extarordinario celebrado en la mañana del domingo ha tenido que desmentir el rumor que decía que se habían cerrado los colegios electorales a causa de los tres días de luto que ha decretado. El proceso electoral continúa con normalidad aunque la política haya pasado, por una vez, a un segundo plano y cualquier referencia a las elecciones haya desaparecido de los telediarios del país. Las competiciones deportivas ya habín sido ha sido suspendidas el sábado y la carrera de Fórmula 1, deporte rey del país después del fùtbol, no ha sido televisada. Pero donde se vive más de cerca la muerte del Papa es en Roma, ciudad de la que era obispo y de la que se le consideraba ciudadano ya que se prepara para acoger entre dos y cuatro millones de peregrinos: «Es como organizar un Jubileo en tan solo 24 horas» ha manifestado el alcalde de la ciudad Walter Veltroni. El cálculo está realizado partiendo de los 750 mil peregrinos que acudieron a Roma con motivo de la muerte de Juan Pablo I. Una de las primeras medidas tomadas por el gobierno Berlusconi ha sido el nombramiento de un comisario extraordinario encargado de coordinar todo aquello que afecte a la seguridad, movilidad, acogida, asistencia sanitaria y orden público en general. Será Guido Bertolaso, jefe del departamento de protecciòn civil quien estará en estrecho contacto con las autoriades vaticanas y municipales para preparar un plan global de acogida. La situaciòn es todo un reto para Roma que debe demostrar al mundo entero que está preparada para una emergencia como esta.