La Iglesia católica podría tener un nuevo Papa antes de dos semanas

El sucesor de Juan Pablo II al frente de la Iglesia católica podría ser elegido antes de dos semanas. Los cardenales entrarán en el cónclave del que saldrá el sucesor de Pedro el lunes 18 de abril para someterse a un encierro que se anuncia breve, en la línea de todos los celebrados durante el siglo XX, que en ningún caso superaron las cuatro jornadas. La fecha del cónclave, la más temprana de las previstas en la constitución Universi Dominici Gregis que rige el funcionamiento del encierro -excluido el domingo, por no ser jornada útil la decidieron ayer los 116 cardenales que ya se encuentran en Roma durante una congregación general en la que fue leído el testamento de Karol Wojtyla, al que hoy se dará al fin publicidad. Las últimas voluntades del Papa son en realidad unas quince páginas de documentos, escritos en polaco, que el pontífice comenzó a escribir en 1979 -un año después de ser elegido y dos antes de que el turco Alí Agca atentara contra su vida- y que fue completando a lo largo de todo su pontificado. Algunos vaticanistas sostienen que el texto es en realidad un testamento espiritual en el que Juan Pablo II reflexiona sobre la vida, la muerte, la fe y el futuro de la humanidad. Aunque se espera un cónclave breve, será difícil que el primer día de elección salga ya el nombre del nuevo Pontífice. Especialmente porque esa jornada más que a las votaciones -sólo se realizará una por la tarde- se dedicará a los intrincados ritos que marcan la tradición. El cardenal in pectore Las especulaciones en torno a la identidad del cardenal «in pectore», que el Pontífice anunció en el consistorio del año 2003 y que debería incorporarse al próximo cónclave, se zanjaron ayer de la forma más inesperada. «Puedo confirmar que el Papa, antes de su muerte, no comunicó el nombre del cardenal in pectore -anunció el portavoz de prensa del Vaticano, Joaquín Navarro Valls-. Por esta razón, la cuestión no existe». Ni el secretario privado de Juan Pablo II, el polaco Stanislaw Dziwisz, ni un obispo chino o ruso se beneficiarán finalmente de esta designación especial a la que muchos conceden una importancia estratégica dentro del cónclave: como ni siquiera el elegido sabe que lo es, hasta que se desvela la identidad del «in pectore» el beneficiario permanece ajeno a todos los movimientos que los cardenales hacen para fijar el perfil del nuevo pontífice. Como quiera que en esta ocasión no habrá purpurado «escondido», el número de cardenales que elegirán al nuevo Papa no sobrepasará los 117, una lista en la que se producirán más bajas «por razones de enfermedad», según confirmó ayer Navarro sin especificar nombres. El filipino Jaime Sin ya ha anunciado que no podrá viajar al Vaticano debido a una insuficiencia renal. Entierro inmediato El cadáver de Juan Pablo II será enterrado mañana en la cripta vaticana inmediatamente después del funeral. Los responsables de las exequias papales han rechazado la posibilidad de instalar una nueva capilla ardiente en la basílica de San Juan de Letrán, sede del obispado de Roma, y en donde muchos pretendían que el cadáver de Wojtyla siguiese expuesto al público. Navarro Valls confirmó ayer que finalmente se descartó esta posibilidad «por motivos de orden público». La congregación de cardenales decidió no prolongar por más tiempo el caos que vive Roma ¿ Muerto el viernes? Juan Pablo II tampoco va a permanecer al margen de la teoría de la conspiración. Según el periódico británico Daily Telegraph , el Papa habría muerto el viernes al amanecer y no el sábado por la noche, como consta en la versión oficial del Vaticano. El diario, que cita fuentes del Gobierno italiano, atribuye la decisión de esconder la hora real del óbito a un complot de los grupos más conservadores del colegio cardenalicio. El italiano Il Messaggero explicaba ayer que, efectivamente, el Papa sufrió el viernes una crisis respiratoria aguda que obligó a los médicos a realizarle maniobras de reanimación. Decenas de puestos ambulantes están haciendo el agosto con la venta de rosarios con perfume de rosa guardados en cajitas y con la foto incluido de Juan Pablo II, postales, fotos o medallitas del papa polaco fallecido el sábado.