Con el adiós universal

Al menos un par de horas antes de la cita -fijada para las siete de la tarde- decenas de leoneses comenzaban a arremolinarse ante la plaza de la Catedral para iniciar su entrada en el templo y asegurarse un sitio en la misa exequial. Con el correr del tiempo, los fieles acabaron por convertirse en una muchedumbre que ocupó todos y cada uno de los rincones de la Pulchra Leonina. Muchos tuvieron que quedarse fuera, pero con su presencia quisieron mostrar su homenaje final al Obispo de Roma desde León, al igual que las autoridades que asistieron. El responsable de la Diócesis, Julián López, fue el encargado de presidir la misa, asistido por varios sacerdotes. En su homilía, el obispo destacó que «la oración por el Papa se ha convertido en una especie de clamor universal, sobresaliendo la presencia de jóvenes, que han llorado como centinelas del mañana al único Papa que han conocido...». Recordó su atención hacia los menos favorecidos y su acercamiento a todos los pueblos. Puso especial énfasis en que Juan Pablo II durante su misterio apostólico «percibía cómo se renovaba en su interior el diálogo entre Jesús y Pedro». «...Amó a la Iglesia y trabajó por su unidad y por intensificar su acción misionera, mostrándose como apóstol fuerte y lleno de humanidad, como el evangelizador de los gentiles». Al final de la eucaristía, los fieles pudieron escuchar las palabras que el Papa envió en 1980 con motivo de la conmemoración de la coronación de la Virgen del Camino. Su himno cerró la misa.