A la misma hora en la que murió el sábado se hizo sonar «La barca», su canción favorita
Polonia cuidará el legado de Karol Wojtyla para las futuras generaciones
La ciudad natal del finado se echa a la calle para testimoniar el adiós más sentido
La población de Wadowice rezó por el Papa, nacido en ese pequeño pueblo del sur de Polonia, y se encomendó a la tarea de cuidar para las generaciones futuras el legado de Karol Wojtyla. Los habitantes de la ciudad natal del Papa, convertida estos días en centro de su recuerdo más «familiar», le dieron una despedida igual de superlativa, en cuanto a emociones, que las del resto de Polonia, aunque reducida al formato de sus 20.000 habitantes. La plaza donde está la basílica de la Ofrenda de la Virgen María, desde hace días sitiada por equipos de televisión de todo el mundo, acogió una misa al aire libre ante prácticamente la población en pleno, más otros miles de personas de pueblos vecinos. Ante el altar instalado en la plaza, el sacerdote Kazimierz Suder, ex párroco de ese templo, llamó a «no ser menos que los habitantes de Asís» y, de acuerdo al ejemplo de éstos para «proteger la imagen de San Francisco», hacer lo mismo con la ciudad «donde nació Karol Wojtyla». Suder recordó las tres tareas para el siglo XXI formuladas por Juan Pablo II a los polacos: defender la libertad sin olvidar que es algo que se debe cuidar; defender la familia; y formar a la juventud para que «sepa distinguir entre el bien y el mal». Fue un oficio sencillo y hasta ligero, tras las transmisiones en toda Polonia del solemne funeral del Vaticano. Se inició a las 20.00 hora local, cuando una procesión de decenas de miles de personas que llegó a la plaza procedente de la estatua de Karol Wojtyla de la vecina parroquia de San Pedro. A las 21.37, hora en que falleció en Pontícife, el pasado sábado, miles de manos alzaron sus velas y candelas al cielo, al ritmo de la canción más escuchada estos días en Polonia, «La Barca», la preferida de Wojtyla. Culminó así un acto de agradecimiento a un conciudadano que pasó su infancia y juventud literalmente a la vuelta de la esquina, hasta que se marchó a Cracovia para estudiar en su Universidad. Junto al número 7 de la calle Koscielna, ahí donde vivió la familia Wojtyla, quedaron depositadas miles de candelas, marcando un pasillo desde la plaza a la Iglesia e invitando a los asistentes a asomarse, una vez más, a la casa en que pasó su infancia el Papa. El Museo que alberga ahora la casa ha recibido estos días la visita de periodistas de todo el mundo. Su organizadora y alma mater, la hermana Magdalena Strzelecka, ha hablado con cientos de ellos y explicado, con infinita paciencia, la relación de Karol Wojtyla con la población. «El Papa perdió pronto a su familia. Todo Wadowice ocupó luego este lugar», cuenta la religiosa. Karol Wojtyla tuvo una hermana a la que nunca conoció, puesto que murió antes de nacer él. Su madre, Emilia, falleció cuando él tenía nueve años, su hermano dos años después y su padre lo hizo a sus 21 años. El único pariente conocido que le ha sobrevivido es un primo segundo, Bronislaw Wojtyla, de 80 años, que vive en la población de Kety.