Los Reyes siguieron el funeral con emoción y desde un sitio privilegiado

La delegación española en el funeral del Papa Juan Pablo II, formada por los Reyes Juan Carlos y Doña Sofía, por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y por el presidente del PP y líder de la oposición, Mariano Rajoy, comentó que la ceremonia le pareció «muy emocionante, brillante y muy bien organizada», según fuentes de Moncloa. Don Juan Carlos y doña Sofía, conversaron, entre otros, con los representantes de las Casas Reales (a su derecha se sentaron Margarita y Enrique de Dinamarca y a su derecha Abdallah y Rania de Jordania), y con los presidentes francés, Jacques Chirac; portugués, Jorge Sampaio; e italiano, Carlo Azeglio Ciampi; y pudieron cambiar impresiones con el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls. Mientras tanto, Zapatero se detuvo especialmente en su saludo con Chirac, al que estrecharon igualmente la mano Moratinos y Rajoy. El presidente estadounidense, George W. Bush, fue el último jefe de Estado en acceder a la Plaza de San Pedro, y tras ser recibido por las autoridades vaticanas y mientras se dirigía al sitio reservado para él, destinó su primer saludo al Rey Juan Carlos y a la Reina. Saludo que repitió posteriormente su esposa, Laura Bush, y el resto de la delegación estadounidense, formada por los ex presidentes George Bush y Bill Clinton y por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Bush y su esposa se situaron detrás de los Reyes, y el resto de le delegación estadounidense dos filas más atrás de la española lo que permitió un saludo entre ambas cuando Clinton, Bush padre y Rice se dirigían a su asiento. Los Reyes recibieron con una inclinación de cabeza el féretro con los restos mortales de Karol Wojtyla, gesto que repitieron cuando fue introducido de nuevo en la Basílica de San Pedro, y en numerosas ocasiones dirigieron su mirada hacia la via Conciliazione, atestada de personas que con silencios, aplausos y cánticos rindieron homenaje a Juan Pablo II. Zapatero no realizó declaraciones públicas, como suele ocurrir en los actos a los que acude junto a los Reyes, pero según las mismas fuentes se mostró sorprendido con la organización y la seguridad ofrecidas por el Vaticano, así como con su capacidad para gestionar la llegada de jefes de Estado de todo el mundo. Almuerzo en la Embajada Tras el acto, la delegación se dirigió al almuerzo en la Embajada española ante la Santa Sede en Roma, cerca de la Plaza de España, del que Zapatero salió algunos minutos antes para dirigirse a San Sebastián, donde participaba anoche en un mitin electoral de las elecciones vascas. Antes de marcharse, el presidente, vestido de manera informal, saludó a algunos españoles que se encontraban fuera de la embajada, mientras que Rajoy regresó más tarde a España en compañía de los Reyes. En el almuerzo ofrecido por la Embajada española también estuvieron presentes el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez.