Diario de León

| Crónica | La última morada de Wojtyla |

Un Papa entre dos reinas

Una lápida de marmol blanco cubre los restos de Juan Pablo II en la cripta enterrada bajo la basílica de San Pedro, donde descansan 62 pontífices, dos reinas y un emperador

El ataúd de plomo, con la inscripción de Juan Pablo II

El ataúd de plomo, con la inscripción de Juan Pablo II

Publicado por
agencias | roma
León

Creado:

Actualizado:

El papa Juan Pablo II fue enterrado en la gran cripta que se encuentra bajo la basílica de San Pedro, cerca de la que se venera como sepultura del apóstol Pedro y al lado de la reina Cristina de Suecia, «la amazona del norte» y Carlota de Chipre. La inhumación de los restos de Wojtyla tuvo lugar en privado, y según las indicaciones que el propio pontífice dispuso en su testamento. Los presentes can-taron el Salve Regina . A las dos y veinte de la tarde, el entierro del Papa había terminado. Sus restos reposan ya en el mismo lugar que ocupó antes que él Juan XXIII, el «Papa bueno», adorado por los italianos. El lugar quedó vacío en el 2000, cuando Juan Pablo II celebró la misa de beatificación de Juan XXIII e hizo trasladar su féretro a la basílica, en la capilla de San Jerónimo. Una tumba sencilla fue cavada en la tierra de las llamadas Grutas vaticanas, una red subterránea bajo la basílica de San Pedro donde están enterrados 62 papas, dos reinas y un emperador. El emblemático lugar ha sido remodelado como una celda de monasterio. Precintos El féretro de madera de ciprés fue precintado con cintas rojas, en la que se pusieron los sellos de la Cámara Apostólica, de la Prefectura de la Casa Pontificia, de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Papa y del Capítulo Vaticano. La caja de ciprés fue encajada en otra de plomo de cuatro milímetros de espesor, a su vez encajada en otra de madera de olmo barnizada. Sobre esta última colocaron un sencillo crucifijo y el escudo del Pontífice difunto. Una sencilla lápida de marmol blanco, en la que está escrito en latín el nombre del Papa y cuando nació y murió, cubre el enterramiento. Un notario del Capítulo de la Basílica Vaticana redactó el acta de la sepultura y lo leyó ante los presentes. La austeridad de la última morada de Juan Pablo II, fallecido el pasado sábado a los 84 años tras un largo papado de 26 años y cinco meses, contrastará con la majestuosidad de las tumbas de algunos de sus predecesores, como Pío XII, con su sarcófago esculpido en mármol Descansará entre Pío VI, fallecido en 1799 y la reina Cristina de Suecia, muerta en 1689, a pocos metros a la derecha de la sepultura de San Pedro, situada justo bajo el altar mayor de la Basílica. «Las grutas», como las llaman las guías turísticas, son la superficie que se extiende bajo la basílica. Además de las tumbas de los papas, encierran diversos objetos de la antigua basílica y los vestigios de la iglesia del siglo V, sobre la que fue erigida. Se accede a ellas por uno de los pilares de apoyo de la cúpula de San Pedro. El conjunto está compuesto por una parte semicircular en forma de ábside constantino, donde se encuentra la capilla ad caput , y está prolongado al este por tres naves en las que se encuentran varias tumbas. Un emperador germánico, Otto II, muerto en la ciudad Roma en diciembre de 983 tras una campaña contra los sarracenos y otra reina, Carlota de Chipre, reposan en estos subterráneos. Estos soberanos pidieron explícitamente en aquella época ser enterrados en la cripta con los papas, y su solicitud fue aceptada. Y las grutas tienen su misterio, el del sarcófago de los Borgia, la familia española que dio dos papas a la Iglesia, Calixto III (1455-1458) y Alejandro VI (1492-1503), el papa libertino, padre de los sanguinarios Lucrecia y César. El sarcófago español lleva los dos nombres, pero sólo encierra los restos de una persona y nadie sabe si se trata de Calixto o de Alejandro. «'¡Levántense, vamos!' Con estas palabras nos rescató de una fe cansada, del sueño que padecen los discípulos de ayer y de hoy. '¡Levántense, vamos!, nos dice todavía hoy» CARDENAL JOSEPH RATZINGER, en la homilía del funeral

tracking