El «frente de masas», un brazo más de ETA
La organización terrorista ETA, en su proyecto de creación de un «Estado socialista, reunificado, euskaldún e independiente» en los territorios de la Comunidad Autónoma del país Vasco, la Comunidad Foral de Navarra y el Condado de Treviño en Burgos, así como el Departamento francés de los Pirineos Atlánticos, ha venido utilizando tres instrumentos básicos: lucha armada, lucha de masas y lucha institucional. La lucha de masas, la kale borroka, se centró en un primer momento en acciones de sabotaje ejecutadas por comandos legales de ETA y posteriormente fueron asumidas por Jarrai, luego por Haika y actualmente por Segi, «siglas -explica el fiscal Enrique Molina- que vienen a identificar a una misma colectividad controlada por las directri-ces imperativas del Comité Ejecutivo de ETA, compuesto por los aparatos militar, político y logístico de la organización terrorista». Parte de ETA Precisa el fiscal que Jarrai, Haika y Segi son organizaciones vinculadas al frente armado de ETA, actuaban dentro de lo que ETA define como el frente de masas y en cada momento han seguido las líneas propuestas por el aparato político de ETA. Años de tenaz investigación, mano a mano con Baltasar Garzón, han llevado al fiscal Enrique Molina a concluir que Jarrai, Haika y Segi forman parte de la organización criminal ETA y siguen las directrices de la dirección de la organización terrorista. De esta forma, las acciones de estas organizaciones se orientan a apoyar la subversión del orden constitucional y alteración de la paz pública, fines impuestos por ETA, de tal manera que es dentro de la organización terrorista el grupo con mayor implicación en la autodenominada lucha de masas por el nivel de compromiso militante de sus componentes. Para Enrique Molina no hay duda de que estos grupos no sólo siguen las instrucciones de la dirección de ETA, sino que están controlados por ésta, de tal forma que sus actuaciones son adecuadas en cada momento a las necesidades globales de la organización terrorista. Estas vinculaciones entre ETA y sus organizaciones dedicadas a la práctica de la kale borroka se evidencian también en la dependencia económica de Jarrai respecto a ETA que ya se puso al descubierto en los papeles de Sokoa en noviembre de 1986 y que aparecen nítidamente recogidas en el Proyecto Udaletxe, diseñado cuatro años más tarde como nuevo sistema de financiación de la organización terrorista. Esto es lo que está juzgando la Audiencia Nacional desde el pasado 11 de febrero.