Juan José Ibarretxe: «Quiero que mi pensión de jubilación sea vasca»
Ya no se pueden publicar más sondeos. El saber popular enuncia esa prohibición de forma harto distinta: «Ya no nos pueden decir lo que quieren que votemos», palabras de un empleado de banca en un bar de la bilbaína plaza de Zabalburu. Ayer fue el principio del fin. Prueba de ello es que Ibarretxe, habitualmente cauto, se lanzó y dijo que «yo quiero que mi pensión de jubilación sea vasca»; es decir: exige la creación de una seguridad social autonómica, ajena a la general de España, que incluya tanto la sanidad como las pensiones. El lendakari en funciones, acaso saliendo al paso de las informaciones difundidas estos días sobre la insuficiente recaudación que se da en el País Vasco para pagar las pensiones, le dio la vuelta a la tortilla y resaltó que el sistema público de sanidad y pensiones arroja un superávit en el País Vasco desde el 2001; concretamente del 3%. Y es cierto, han reconocido todos, incluidos los técnicos, pero hay un matiz: Ibarretexe suma todo, sanidad y pensiones; pero el balance estricto de lo recaudado y pagado en el capítulo de pensiones es deficitario. Y por ende, el personal adscrito al servicio público de sanidad vasco (Osakidetza) le ha recordado que «llevamos tres meses de movilizaciones para que el Gobierno vasco deje de aho-rrar dinero en sanidad, cubra las plazas que faltan y invierta más en equipamientos». De modo que la propuesta de Ibarretxe, aparte de provocar el aplauso de sus seguidores, ha reabierto una herida que en el PNV preferirían que dejará de sangrar durante, al menos, esta semana. Menos vasquismo Mientras, María San Gil reunió en el emblemático hotel donostiarra Monte Igeldo a los presidentes de los gobiernos autonómicos de Castilla y León, Navarra y Baleares, los tres populares. Sus discursos fueron similares; resumiendo: menos vasquismo y más solucionar problemas concretos. Porque en los actos del PP se habla cada vez menos de España, incluso se impide que los asistentes ondeen banderas españolas, y los asesores de San Gil han decidido que los dos ejes de la campaña popular deben ser, primero, criticar el etnicismo del PNV, y, segundo, ventilar los problemas reales que sufre la ciudadanía en materias como sanidad, educación, transporte público y destrucción de empleo o, lo que lo mismo, el recorte de las inversiones externas que acusa el País Vasco desde hace un decenio. El candidato del PSE-PSOE, Patxi López, sigue con su campaña estilo ZP, como dicen los comentaristas de la prensa y de la radio vascas. Ayer López se quedó en Bilbao, otra vez, no en vano la tercera parte de los votos se juegan en el entorno de la ría del Nervión, lo que llaman el Gran Bilbao. ¿Mensajes? Dos: sí a la reforma del Estatuto pero «en base a un texto consensuado entre todos» y «mejores servicios públicos». «El superávit de la seguridad social en Euskadi da para hacer cuatro museos Guggenheim, pero esa cantidad se destina a pagar las pensiones en otros lugares a nivel de Estado» JUAN JOSÉ IBARRETXE Lendakari