El País Vasco llega a la jornada de reflexión?sin?expectativas?de cambio

La suerte está echada y todo hace pensar que los personajes del cuadro van a ser los mismos aunque cambien de lugar. Los ciudadanos del País Vasco llegan a la jornada de reflexión de hoy convencidos de que las elecciones del domingo no provocarán un terremoto en el mapa político de Euskadi. Los movimientos generados por las urnas se limitarán a una alteración interna de la correlación de fuerzas en cada bloque. Nadie espera un derrumbe del nacionalismo, parece cantado el ascenso del PSE y se da por seguro un descenso, aunque menor del previsto, del PP. Este escenario será el lógico colofón a una campaña anodina hasta decir basta. Las apuestas de los expertos electorales de los partidos vascos apuntan a que la foto del Parlamento de Vitoria en la próxima legislatura apenas ofrecerá «leves variantes» respecto a la actual. El nacionalismo se perfila como vencedor, aunque estancado y lejos de la mayoría absoluta, una circunstancia que obligará de nuevo al PNV y Eusko Alkartasuna a pactar para gobernar. Unas alianzas que tienen varias parejas de baile: Ezker Batua-IU, Aralar y hasta el Partido Comunista de las Tierras Vascas, la candidatura apadrinada por Batasuna. Entre los no nacionalistas, todo indica que funcionará una vez más el principio de los vasos comunicantes: el PSE -por la prima del Gobierno socialista en Madrid, entre otras razones- se convertirá en la segunda fuerza y desplazará al PP a la tercera, pero el conjunto de los dos partidos mantendrá su actual representación social, salvo sorpresas una vez se conozca hasta dónde llega el crecimiento socialista y hasta dónde el retroceso popular. Falta por saber cuál será el impacto del Partido Comunista de las Tierras Vascas, que ha asumido los compromisos de los aberzales y obtenido el apoyo explícito de Arnaldo Otegui, que ha pedido el voto de los batasunos para esta coalición. El candidato a lehendakari por la coalición PNV-EA, Juan José Ibarretxe, aseguró ayer que los protagonistas sobre el futuro de Euskadi serán sus ciudadanos, los 1,7 millones de votantes, «y no Madrid». En el acto de cierre de campaña en Bilbao, reclamó una mayoría y fuerza en las urnas «para avanzar, negociar y decidir». El presidente del PP, Mariano Rajoy, aprovechó el último día de campaña para cargar contra el PSE, al que acusó de haber abandonado sus ideas para transformarse en un «nacionalista acomplejado y chapucero». Mientras, Patxi López recibía desde Madrid el último respaldo de su jefe. Zapatero afirmó que el fin de la crispación en el País Vasco es mérito de los socialistas y auguró un cambio político tras las elecciones de mañana.