| Crónica | La semana política |
España se la juega en Euskadi
«El mundo entero espera la elección del nuevo lendakari y donde creo que también van a elegir a alguien es el Vaticano», dicen los vascos con txapela que dibuja Martín Morales. Algo así perciben hoy los ciudadanos -y no solo los del tó-pico euskaldun- convertidos en ombligo del mundo. Varias incógnitas persisten en estas horas decisivas: no se duda de que el Partido Nacionalista Vasco conservará el poder pese a que lleva un cuarto de siglo ocupándolo, en parte porque la única vez que podía haberlo perdido -Benegas superó en diputados a Ardanza en 1986 después de la escisión de Garaikoetxea- el Partido Socialista se arrugó. Colocó a Ramón Jáuregui como vicelendakadi, sin duda el mejor candidato que tuvieron nunca los socialistas vascos, pero sus etapas de gobierno coincidieron con la decadencia socialista en España por lo que pagó facturas electorales ajenas. El PNV seguirá gobernando pero lo que nadie sabe es con quien compartirá ese poder Ibarretxe. Aspiraba a la mayoría absoluta triunfal pero en los últimos días pareció que el PNV preparaba a su militancia para unos resultados menos esplendorosos. Influye en ello, desde luego, la candidatura de EHAK o Partido Comunista de las Tierras Vascas, algo así como la tercera o cuarta marca de Herri Batasuna. Su presencia electoral ha disgustado al PNV porque rebaja sus expectativas, ha contrariado a Javier Madrazo porque limita el crecimiento de la Izquierda Unida vasca y ha servido al PP para azotar a los socialistas por considerar que nadie relacionado con el mundo próximo a los violentos debe estar en el Parlamento. Sin chulería Nadie se deja engañar por la ocurrente operación de EHAK para esquivar la ley pero si no hay jueces que la ilegalicen, la candidatura no se puede parar. No es una decisión política, judicial. Pero afortunadamente las cosas no son como eran : ya desapareció aquella chulería ambiental ante la que nadie se atrevía a responder al desafío de los batasunos. Si han pasado por la campaña electoral de puntillas tratando de no referirse a ETA y sin justificar la violencia es porque saben que serán ilegalizados en cuanto den motivo. Tanto da que Baltasar Garzón esté ahora en Nueva York. Creó la jurisprudencia suficiente para actuar y les consta que Herri Batasuna fue ilegalizada -y no se hundió el mundo- y su cúpula procesada por ceder un espacio electoral para emitir un video de ETA y su periódico cerrado. La larga marcha hacia el fin de la violencia es exas-perante pero no reconocer los avances conduce a la confusión. Y salvo que suceda un cataclismo, esta noche podremos apreciar si se ha dado algún paso positivo por más que la nueva marca de Batasuna obtenga cuatro o cinco diputados. Antes tenían siete. Y ocho años atrás, consiguieron once. Problemas con el censo El problema para no avanzar más rápido, sin embargo, está en el censo. Una socióloga con apellido de Neguri que estos días realiza una encuesta a diversas personalidades sobre la imagen del grupo Vocento, lo explica así: «El otro día iba en el coche y me puse a pensar, nombre a nombre, cuanta gen-te conozco que vivía en el País Vasco y ha ido saliendo. Pasé de cien y lo dejé porque ya llegué a donde iba». Otro vasco residente en Madrid, empleado bancario comenta: «Yo sigo empadronado en Vizcaya y por supuesto voto pero conozco mucha gente que vota fuera. Algunos quieren recuperar el padrón antiguo sobre todo por si llega el referéndum». Habrá que ver si los anuncios han movido el voto por correo que es casi todo constitucional porque otra incógnita del resultado de hoy reside en la participación. Ha sido una campaña sin demasiada tensión lo que presupone una participación limitada que puede desdibujar la asignación de escaños. Y por supuesto el efecto de los candidatos: la joven María San Gil con el apoyo de Rajoy parece que frenará la anunciada caída del PP, aunque en la última semana la candidata imitara a Mayor Oreja. Entretanto, Patxi López puede avanzar porque su partido ahora mismo crece pero sectores críticos con Zapatero reprochan al Presidente que anunciara que en dos años habrá nuevo estatuto vasco. Interpretan que si se huele negociación próxima hay un sector que prefiere votar nacionalista antes que constitucionalista. Pero aún con esas incógnitas abiertas hay cierta confianza en que el escenario de mañana será algo mejor, aunque el riesgo esté siempre ahí: España se la juega de nuevo en Euskadi. Y de forma especial se siguen los resultados desde Cataluña. La pasión que han demostrado históricamente los líderes catalanes por resolver el problema vasco ha conducido a muy poco en la práctica y, sin embargo, su gran contribución real y reciente ha sido involuntaria. Ni los esfuerzos del malogrado Ernest Lluch por hallar una vía de diá-logo que acabaron costándole la vida, ni las declaraciones de Maragall, ni las aventuras peligrosas de Carod Rovira en el sur de Francia reuniéndose con ETA para pasar a la historia, sirvieron para demasiado. Sin embargo, el boicot al cava con el que se respondió al llama-miento de Carod Rovira a boicotear la candidatura olímpica de Madrid sirvió para que el empresariado vasco -y no solo el catalán- tomara conciencia de lo complicado que puede ser un futuro en el que se ponga en riesgo el mercado principal que sigue siendo el resto de España. Ahí está una garantía de cordura, por más que le pese a Ibarretxe, para un juego tan peligroso.