Diario de León

EL FUTURO DE EUSKADI

Votos que marcarán el Estatuto

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Ramón Gorriarán - bilbao
León

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Las elecciones de hoy decidirán qué tipo de relación va a tener Euskadi con España en los próximos cuatro años. Los vascos deben optar entre la propuesta soberanista del nacionalismo o si se empieza de cero y todos los partidos pactan una nueva reforma del estatuto, tesis que apuntalan los socialistas y Batasuna. El PP no ve necesario cambiar nada y Ezker Batua-IU se mueve entre las aguas del PNV y del PSE. Todos coinciden, eso sí, en que tras los comicios nada será igual y se abrirá una nueva etapa política en Euskadi. Ibarretxe dejó claro que, si es reelegido lendakari, lo primero que hará es llamar a Rodríguez Zapatero para «negociar» la reforma del estatuto que aprobó el Parlamento vasco el pasado 30 de diciembre. Es decir, el plan Ibarretxe que establece una difusa fórmula de libre adhesión de Euskadi a España que fue rechazada por el Congreso. El candidato del PNV y Eusko Alkartasuna se cuidó mucho, sin embargo, de exhibir su propuesta en la campaña. El candidato nacionalista ha respondido con evasivas a los emplazamientos de los socialistas, y también de EB-IU e incluso de Batasuna, sobre su disponibilidad para sentarse ante un folio en blanco y redactar «entre todos» una reforma del Estatuto de Guernica. Ha hablado de una mesa de diálogo en el Parlamento vasco pero sin concretar para qué. La postura del nacionalismo, siempre pragmático, vendrá determinada por los resultados. El PSE ha sido el que más ha insistido en que el lendakari guarde en un cajón su plan para hacer borrón y cuenta nueva. Un planteamiento que contó con el respaldo total de Zapatero. El presidente garantizó el apoyo de su Gobierno y del PSOE a un texto si es producto de un consenso que, por primera vez, cifró en dos tercios de la cámara de Vitoria. Patxi López, en aras del acuerdo, ofreció también olvidar la propuesta de reforma de su partido, el que sus rivales llaman en tono despectivo el plan López, y garantizó una actitud abierta en la negociación a condición de que no se ponga en cuestión la integridad territorial de España. Los populares, a su vez, no consideran necesario cambiar «nada». La candidata María San Gil martilleó toda la campaña con la misma pregunta: «¿en qué nos beneficia una reforma del estatuto?». Es una convencida de que no es una demanda «mayoritaria», sino del nacionalismo, e innecesaria. Lo que hay que hacer, suele decir, es «resolver los problemas reales y dejarnos de líos». El PP guarda con celo que hará si se constituye una ponencia para la modificación estatutaria.

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