Diario de León

| Análisis | La Iglesia alemana |

Mucho por hacer en casa

La noticia fue bien acogida en los seminarios alemanes

La noticia fue bien acogida en los seminarios alemanes

Publicado por
Beatriz Juez - enviada especial | berlín
León

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En casa del herrero, cuchillo de palo. El nuevo Papa Benedicto XVI deberá emplearse a fondo para recuperar el prestigio perdido de la Iglesia Católica en Alemania, país en el que el 33% de los 80 millones de habitantes se define como católico -más o menos hay la misma cantidad de evangélicos-. La Iglesia alemana, ya sea católica o protestante, atraviesa un momento crítico. Las cifras cantan: el 38% de los alemanes no tiene «ninguna confianza» en la Iglesia y el 36% asegura que «no tiene mucha», según refleja los datos de la encuesta de opinión del instituto de demoscopia Gallup. La Iglesia es la institución con menos prestigio en el país de origen del nuevo Pontífice. El mal momento por el que atraviesa la institución no se debe sólo a la falta de vocaciones y el descenso de número de fieles que asisten a misa. Los católicos alemanes están desencantados con la jeraquía vaticana, cuya máxi-ma expresión es Ratzinger. Durante el Papado de Juan Pablo II, muchos fueron los motivos de discordia. Muchos católicos germanos han tenido dificultades para entender el dogmatismo de Wojtyla en cuestiones de moral pública. Y grupos de católicos de base han lamen-tado que no el anterior Papa más abierto en asuntos como el uso del preservativo, los matrimonios homosexuales o el debate sobre la ordenación de mujeres sacerdotes. La cruzada del Vaticano contra teólogos progresistas como Hans Küng evidencian estas tensiones. En Alemania, la prensa y la clase política han criticado la intransigencia de Juan Pablo II ante la celebración de misas ecuménicas en Alemania, una práctica muy extendida dado que la balanza entre católicos y protestantes está muy igualada. El ecumenismo no es una cuestión teórica, sino una práctica diaria. Los alemanes de ambas confesiones conviven y no son extraños los casos de matrimonios mixtos. El Vaticano chocó en la pasada década con la Iglesia católica alemana porque ésta participaba en las asesorías a mujeres que pensaban en abortar. En muchos casos la presencia de católicos en estas asesorias sirvió para disuadir a algunas de estas mujeres de interrumpir el embarazo. Aún así, el Papa prohibió la presencia de la Iglesia al considerar que así se amparaba a las abortistas. Este debate enfrentó a Roma con destacados cardenales alemanes.

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