El sucesor de Juan Pablo II sólo precisó cuatro votaciones para fumata blanca

El Papa que sucederá a Juan Pablo II ha sido elegido en la cuarta votación de los 115 cardenales participantes en el Cónclave, una elección rápida que no se producía desde Pío XII, en 1939. Para la elección de Juan Pablo II, en 1978, fueron necesarias nueve votaciones. El Cónclave realizó el lunes su primera votación, con resultado de fumata negra poco antes de las 20.00 horas, y ayer por la mañana se hicieron otros dos escrutinios, con una segunda fumata negra poco antes del mediodía. El Vaticano había informado de que mientras ningún candidato lograra mayoría de dos tercios, sólo habría fumata cada dos votaciones, al final de la mañana y al final de la tarde, pero que en el momento en que uno fuera elegido se podría ver la fumata blanca. Así sucedió después de la primera votación de la tarde. Un cuarto de hora más tarde comenzaron a repicar las campanas de la basílica de San Pedro, señal también, según había advertido el Vaticano antes del cónclave, de que había sido elegido nuevo Papa. El objetivo era que no ocurriera como en 1978 cuando fue elegido Juan Pablo I, cuando el humo salido por la chimenea anunciando la fumata blanca fue de tonalidades grises, desconcertando a miles de fieles. Casi una hora después del comienzo de la humareda se abría el ventanal de la Loggia de las Bendiciones, el balcón central de la basílica, y el cardenal chileno Jorge Medina Estévez gozaba de su minuto de gloria, por corresponderle anunciar al mundo el nombre del Papa. Minutos después de que Ratzinger se retirara del balcón la mayoría de la gente empezó a abandonar la Plaza de San Pedro, mientras la gran campana volvió a sonar.