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Publicado por
Enrique Clemente madrid
León

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«Los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente. Deberán además compartir las responsabilidades domésticas y el cuidado y atención de ascendientes y descendientes y otras personas dependientes a su cargo». Ésta será la nueva fórmula que se leerá a las parejas que contraigan matrimonio civil cuando se apruebe definitivamente la reforma del Código Civil. Gracias a una enmienda de la diputada del PNV Margarita Uría se añade ese segundo párrafo al artículo 68. Uría explica que en sus nueve años en el Congreso nunca la habían llamado de la BBC, el Herald Tribune y otros medios extranjeros importantes para que explicara una propuesta. Reconoce que esta nueva formulación tiene un «valor simbólico» y es una forma de «pedagogía social». «Nadie vigilará que se cumpla, como nadie vigila que se cumpla que los cónyuges mantengan la fidelidad», asegura. Uría esgrime que no se trata de controlar si cada miembro de la pareja realiza la mitad de las tareas domésticas, sino de poner negro sobre blanco que la responsabilidad de las tareas domésticas recae en ambos cónyuges. «Es un principio que las mujeres llevamos mucho tiempo peleando para que se sepa», afirma esta mujer soltera sin hijos. «No se trata de que se planchen el mismo número de camisas o, incluso, de que los dos planchen, sino de que ambos se responsablicen de las tareas domésticas», asegura. La diputada afirma que el incumplimiento de ese precepto sí se podrá poner sobre la mesa al pedir la custodia. «Se podrá alegar que al cónyuge que no tiene ni idea de quién es el pediatra de sus hijos,», explica Uría.

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