La urgencia de un centro para enseñar la tradición

En Zaragoza hay cuarenta colegios que tienen huerto escolar, en Mallorca 70 y Mariano Bueno dirige dos en Castellón. Son los servicios de parques y jardines del Ayuntamiento los que suministran el compost y labran la tierra con la implicación de maestros. «Es una experiencia fascinante», explica. El huerto escolar no sólo sirve para que los niños tengan un contacto con la naturaleza sino que hay muchas experiencias de aprendizaje del colegio de tipo transversal, desde matemáticas (cálculos de áreas, superficies y plantas por metro cuadrado) hasta la clase de lengua haciendo la redacción sobre el nombre de las plantas, el científico y el popular. Incluso las energías renovables, fabricando compost, una placa o una cocina solar. -León ha perdido mucha superficie de huerta, ¿cómo cree que puede recuperarla? -La explotación familiar es muy difícil hacerla rentable con la competencia de las macroindustrias de producción de alimentos y tiende a desaparecer. Se ha llegado a una situación un poco dramática pues la mayoría de los agricultores ya sólo viven de las subvenciones, no de su trabajo. Eso desanima mucho porque la gente ya no tiene ganas de implicarse. Los pueblos se mueren porque se va la gente y porque no se cultiva la tierra. Cultivar la tierra es la forma de dar vida a un lugar. Se necesitan iniciativas para crear un centro de aprendizaje y de desarrollo para que no se muera la experiencia de las personas que atesoran esa sabiduría.