«Quien prueba el producto es fiel y cuando falta algo los clientes son comprensivos»

A Raquel Viñas le costó no poco esfuerzo abrirse camino en la agricultura ecológica en el Bierzo, una tierra fértil donde tener una huerta a la puerta de casa es lo normal fuera del casco urbano de Ponferrada. «Al principio estábamos solos y nos dimos cuenta de que había que divulgar esta cultura. Así que dábamos charlas y conferencias que al mismo tiempo nos servían para sostenernos en las épocas de menos producción», recuerda. A principios de los 90 no existía consejo regulador de la agricultura ecológica ni apenas publicaciones traducidas al castellano. Ahora distribuyen semanalmente cincuenta cestas de verdura, hortalizas y algunas frutas, de cultivo propio en temporada (como las cerezas) y de productores ecológicos foráneos durante el invierno (naranjas de Valencia y kiwis de Asturias). «Quien prueba el producto es fiel», apostilla Raquel Viñas. Fue así como se abrieron camino en el mercado de Ponferrada, donde la «competencia desleal es machacante». No siempre llega la producción para toda la demanda, pero «si nos falla algo los clientes son comprensivos». Es la ventaja de trabajar directamente con las familias. En León, otro productor, Ricardo Dávila, vende en el mercado de abastos los productos que cultiva en su finca de Puente Villarente. También es uno de los agricultores que forma parte de la asociación La Semilla. Empezó con anuncio en una tienda de productos ecológicos y ahora es una referencia en la agricultura ecológica de León donde sólo hay 25 operadores y 13 elaboradores.