El fiscal Pedro Rovira le replica que éste no es un juicio contra los musulmanes
Abu Dahdah se queja de que se hace una traducción delictiva de su cultura
El supuesto jefe de Al Qaida en España dice de Zougam, implicado en el 11-M, que no es creyente
Una buena parte de los elementos de prueba contra los 24 presuntos integrantes de la célula española de Al Qaida son «fruto de una traducción delictiva de nuestra cultura y de nuestra forma de hablar», según declaró ayer Imad Eddin Barakat, Abu Dahdah , ante el tribunal que les juzga desde el pasado viernes en una sala especial habilitada por la Au-diencia Nacional en la Casa de Campo de Madrid. En la misma línea iban las declaraciones efectuadas a los periodistas antes del comienzo de la sesión por Taysir Alony, en libertad provisional desde el viernes por razones de salud. Esta se vislumbra como una de las principales estrategias defensivas de los acusados. El fiscal tomó nota del mensaje y le advirtió que «este proceso no va dirigido contra los musulmanes». Abu Dahdah, de 42 años, hijo de un general del ejército sirio, a pesar de lo cual no hizo la mili, lleva residiendo en España desde hace 20 años y está casado con una española con la que tiene seis hijos. A preguntas del fiscal explicó ayer que vino como estudiante pero nunca estudió, sino que se dedicó a trabajar. ¿En qué, le preguntó Pedro Rovira. «Intermediario a comisión de todo tipo de actividades comerciales mayoristas, desde coches has-ta tarjetas telefónicas, pasando por ropa o productos farmacéuticos» explicó. De la existencia de los grupos Alianza Islámica y Soldados de Alá se enteró por el sumario y negó tajantemente ser su creador. Sí admitió frecuentar la mezquita Abu Beker de Madrid, pero negó haber repartido pro-paganda islamista en la misma o haber reclutado muyahidines (combatientes para la guerra santa) en su entorno. Abu Dahdah admitió que conocía a Jamal Zougam, uno de los presuntos autores de los atentados del 11 de marzo en Madrid, aunque indicó que su relación fue estrictamente comercial, de venderle dátiles para su minimarket de la calle Tribulete. Precisó que Zougam no era musulmán practicante, pues era habitual verle con chicas y eso no es normal entre los que profesan esa religión. El fiscal le preguntó por una llamada telefónica que le hizo Zougam el 5 de septiembre del 2001, seis días antes de los atentados de Nueva York, para indicarle que había llegado a Marruecos. Abuh Dahdah dijo no recordar la llamada. En cuanto a Abu Qutada, pre-sunto líder de los muyahidines en Europa, ha reconocido que habló con él alguna vez en sus viajes a Londres «porque es un clérigo conocido en el islamismo». El acusado ha añadido que es posible que le donara dinero para un boletín. Abu Qutada es sospechoso de haber inspirado los atentados del 11-S y del 11-M. Admitió que conocía a Mustafá Setmarian Nasar, presunto fundador de la célula de Al Qaida en España, de la misma mezquita que los anteriores pero ha subrayado que desconocía que era redactor de la revista Al Awsar, órgano de expresión del GIA. Tampoco sabía que fue a un campo de entrenamiento de Al Qaida en Afganistán.