El marido denunció a su pareja por abandono del hogar conyugal hace once años
Los huesos hallados en Cádiz son de un animal y no de la mujer delacusado
Antonio R., detenido como presunto autor del asesinato de su esposa, queda libre
Antonio R. fue detenido el martes después de que la Policía encontrase bajo su vivienda en Cádiz diversos restos óseos y que estos se atribuyesen al cadáver de su ex mujer, desaparecida desde hace doce años. Ayer, 48 horas después, quien fue arrestado con el cartel de homicida quedaba en libertad al determinar la Policía Científica que los restos hallados no eran humanos. En una multitudinaria rueda de prensa, el subdelegado del Gobierno en Cádiz, Sebastián Saucedo, y el comisario jefe provincial, José María Deira, explicaron a los periodistas que ha sido la «casualidad» la que llevó a pensar que los restos podrían pertenecer a Mercedes G.V., ya que la denuncia de una señora anónima fue la que llevó a la Policía a investigar su desaparición y hacer un registro de la vivienda que compartía con su ex marido. El hombre conocido como El Tete quedó en libertad después de prestar declaración ante la autoridad judicial, que reclamó su presencia «porque tendrá que explicar por qué no denunció la desaparición de su mujer», indicó el comisario provincial. Restos «arrastrados» Según se explicó en la rueda de prensa, los restos hallados bajo la arqueta del subsuelo de la vivienda conyugal, en la avenida Guadalquivir, podrían haber sido «arrastrados» hasta allí junto a la arena utilizada en una obra de adecuación del edificio. Las 14 piezas óseas encontradas por el forense, y especialmente una vértebra, hicieron pensar en principio que podrían ser restos humanos, «aunque las de cerdo son muy similares», pero tras un análisis microscópico y con reflectantes fluorescentes se determinó que no pertenecían a una persona. Aún así, la investigación policial continúa abierta porque Mercedes G.V., nacida hace 44 años, continúa desaparecida desde 1994. Según el relato policial realizado ayer sobre el caso, Mercedes ingresó ese año en un centro de desintoxicación sevillano «y ahí se perdió su pista», aunque meses más tarde sus hermanas recibieron una carta suya y se habla de que un año después se dejó ver por Cádiz. Su pareja no denunció entonces su desaparición ante las autoridades pero sí lo hizo por abandono familiar para obtener la patria potestad de sus cinco hijos. Desde entonces, la Policía ha realizado gestiones para localizarla a través de la Interpol, cotejando los cadáveres sin identificar que se han ido encontrando o comprobando si había sido atendida en algún centro sanitario o si había realizado alguna transferencia bancaria. A instancias de la Policía, la familia decidió presentar en noviembre del 2004 una denuncia por su desaparición y, tras la denuncia anónima, el juez ordenó que se registre la vivienda que había compartido con su familia, «donde se comprobó que existía un hueco en el suelo lo suficientemente grande como para ocultar un cuerpo». El «exhaustivo» registro de 700 metros cuadrados en el edificio, «con objeto de extremar la investigación», fue en vano, ya que no apareció ningún resto.