La regularización de inmigrantes llega a su fin marcada por el caos del padrón
El próximo sábado concluye la mayor regularización extraordinaria de inmigrantes de la historia de España. Son ya más de medio millón los extracomunitarios que han pedido legalizar su situación y la cifra podría alcanzar los 600.000 a finales de semana. La campaña -coinciden todos los analistas- comenzó en febrero de manera modélica, alejada de las habituales imágenes de largas colas y de desorganización de las regularizaciones anteriores. Sin embargo, el proceso «garantista» anunciado por el Gobierno se ha visto comprometido con la decisión a mediados de abril, cuando ya sólo faltaban tres semanas para finalizar la campaña, de cambiar las reglas para permitir la regularización a las decenas de miles de inmigrantes que no pudieron empadronarse a tiempo. Órdenes contradictorias Las órdenes contradictorias a los ayuntamientos de cómo llevar a cabo el alta por omisión han terminado por confundir los clandestinos y han dejado abierto el camino a una avalancha de recursos por la falta de homogeneidad de criterios entre los diferentes consistorios. En los últimos veinte días, los más de 8.000 alcaldes del país han tenido sobre su mesa hasta seis instrucciones diferentes para el empadronamiento sobrevenido. Hasta el 12 de abril el único documento válido para poder entrar en la regularización era la inscripción padronal anterior al 8 de agosto de 2004, tal y como recogía el reglamento de la ley de extranjería. En un principio, el Gobierno aseguró que este requisito iba a permanecer inalterable, pero el 11 de abril la Mesa de Diálogo Social, con el apoyo del Ejecutivo, decidió autorizar el empadronamiento con efecto retroactivo de los inmigrantes que pudieran probar con documentos fehacientes que se encontraban en España antes del pasado verano.