| Crónica | Una hora y media en la feria del libro |
El presidente camina por su casa Zapatero se sube al cuento del autobús vaca y compra libros para toda la familia
Zapatero recorrió poca distancia entre Botines y la plaza de San Marcelo, pero fue un paseo intenso y largo en saludos, consejos algo más que literarios, ovaciones y pitadas
En un lugar de León, de cuyo nombre sí quiso acordarse, la víspera del Primero de Mayo de 2005, el presidente del Gobierno -¿es Quijote o es Sancho?- se mezcló con el bullicio primaveral de señoras y paisanines leoneses en la plaza de San Marcelo. Fueron a verle por cientos, aunque algunos, ¿una veintena?, iban airados. Fue una hora y media de paseo, de apretujones, besos, saludos y apretujones a caras largamente ausentes, breves parrafadas e incluso de consejos y no todos ellos literarios: -«Tienes que ser un socialista como García Quintana, un concejal de Valladolid a quien mataron cuando la guerra...», le dijo una joven que se coló entre la multitud. -Mi padre le conoció, contestó. El presidente andante acababa de visitar El Quijote para niños, ayer y hoy , una exposición que se muestra en el Palacio de Botines, en la que el director general del Libro, el cepedano Rogelio Blanco, hizo de cicerone para mostrar la colección de materiales que, desde el siglo XVIII, se han editado para los niños a partir de la obra de Cervantes. Sonsoles Espinosa, su esposa, le siguió durante todo el recorrido más abrigada de la cuenta para un día tan caluroso como el de ayer, con pantalón, chaqueta y polo grises y zapatos y cinturón marrón, discreta, con un sólo colgante como complemento, y cercana, abundante en sonrisas. Por el camino recogió, con placer, un ramillete de lilas y un capilote de los que cubren de amarillo el verde de las praderas de Riaño en primavera. «Mira, es ese del traje azul; va todo de azul, si es un niño», le decía un chico a su novia en el paseillo. «Es más guapo al natural», contestaba la chica. A ella también la decían «guapa». En esto se le aparecen no castillos sino una pancarta y concierto de pitidos en protesta por el traslado de papeles del Archivo de Salamanca a Cataluña que los seguidores acallan al grito de «Presidente, presidente», «Zapa, Zapa» y los aplausos cuando el hombre se abraza al hermano, Juan, en medio de la calle. «León está contigo», le gritan cuando desciende por las escalerillas de San Marcelo al recinto de la Feria del Libro. De camino ya le habían entregado dosieres y cartas para que pueda leer, además de libros, en La Moncloa. Una carta de alta tensión La calle se convirtió en despacho improvisado para ventilar asuntos que afectan al corazón de la montaña leonesa, como la línea de alta tensión Lada-Velilla. «Le hemos entregado una carta pidiéndole que nos escuche y que no se tomen decisiones sin contar con nosotros», explicó la portavoz del colectivo Bodón Yolanda Espinosa. «Voy a ocuparme de ello», asegura que contestó el presidente. «la carta la guardó su mujer». Pero mayormente, al presidente le pedían autógrafos: « Para una gran madre», estampó el presidente sobre una bolsita de Tous que le ofreció otro espontáneo. Y le pidieron hasta que ganase la Cultural el año que viene, que «el Barça ya va muy bien». El presidente andante no llevaba armadura, pero sí un moderno equipo de escoltas muy celosos de su trabajo, que recogieron desde los cuentos infantiles -con las cigüeñas de Santa Marina- que llevó Laudi Campos para el presidente en una bolsa - para revisarlos- hasta un panfleto autogestionario. Dos señoras que parecen no conocerse analizan la visita de Zapatero a León en una parrafada muy ilustrativa mientras buscan un hueco entre el gentío antes de que el vehículo aterrice en la plaza: Señora 1: En España, ahora hay mucha izquierda. Y este se va a pasar todo el mandato sin hacer nada. Señora 2: Pero, ¿qué han hecho los demás? ¿Qué ha hecho Amilivia? S1: Sólo viene a hacerse la foto. S2: Viene porque es su tierra. Y a la foto, amiga, se quieren apuntar todos, que mira el otro, ese de la Junta, como dijo que le subiera con él al helicóptero. Y ya le dijo Zapatero que subiera. S1: Desde luego, en León hay mucha izquierda , cortó enfadada. Zapatero no pasó por la feria del libro sólo para saludar y recibir el calor de los leoneses, pues cargó bien las alforjas con libros para toda la familia. En la caseta de la Librería Universitaria, Zapatero y su mujer compraron tres títulos, uno ellos titulado llamativamente La paz es el camino , de Deepak Chopra; otro de vínculos leoneses y cervantinos, Al morir don Quijote , del leonés Andrés Trapiello; y el tercero una obra de mucho éxito en la feria Tres cuentos de hadas , de Gustavo Martín Garzo -quien tuvo oportunidad de saludarle- y por los que pagaron por 49,50 euros. Al llegar a la caseta de Alejandría, el presidente pidió consejo al librero, Francisco Jesús Gómez, y éste no dudó en recomendarle La elipsis del cronista de Pablo Andrés Escapa, un título que estuvo a punto de ser premio de la Crítica el año pasado y que el experto considera una novela de mucha enjundia. Pagó 10,80 euros por la adquisición, aunque también recibió un cuidado obsequio de Paco, una edición facsímil de El Lararillo de Tormes, fechada en 1554 en Medina del Campo. El librero realizaba su trabajo mientras los fotógrafos hacían el suyo y se colocaban por donde podían, incluso allanando literalmente el exiguo espacio interior de las casetas para coger una toma de frente del presidente con su esposa. Entre los militantes socialistas hubo quien se compró un ejemplar de la biografía de Zapatero para que le firmara un autógrafo. La comitiva se apretujaba en torno a las casetas y el Tío Caquichu, patriarca de los gitanos leoneses, tuvo que medio explicar a los guardias de seguridad que su bastón no es un arma propiamente dicha, sino un símbolo de autoridad para su pueblo, y así poder acercarse al presidente. En las estanterías de la librería Babel fue Sonsoles la que se fijó en los títulos y propuso comprar unos libros para las niñas. «Para la mayor que tiene once años y dijo que ya lee a Isabel Allende se llevó un ejemplar de Molly Moon y para la pequeña un título de la colección Cuatro amigos y medio», explica Blanca Larrauri. En la caseta de El Corte Inglés compraron también la novela de Juan Marsé Canciones de amor en Lolita's . En Edilesa fue obsequiado con dos ejemplares, Monasterios románicos hispanos y Enciclopedia de las Moscas, de Tomás Gil. Y firmó un autógrafo en otro ejemplar para el promotor de esta editorial, Vicente Pastor. El presidente agradeció los obsequios y comentó que su vida actual le deja poco tiempo y margen para entrenar la paciencia en los ríos, de paso que animó al editor a continuar su línea «leonesa». El presidente y esposa concluyeron el periplo por la feria en la jaima de la Biblioteca Pública de León donde participó en el taller de escritura dirigido por Susana Barragués. «Estábamos haciendo un cuento de una vaca autobús en el que vamos a buscar la libertad, pasamos un puente y un charco y nos paramos a recoger al presidente...», explicó la escritora.