Un procesado acusa a Abú Dahdah de reclutar y financiar a los mujahidines

El tribunal que juzga a la célula española de Al Qaida sumó ayer nuevas pruebas e indicios contra Imad Edim Barakat Yarkas, Abú Dahdah , y contra buena parte de los otros 23 procesados en el macrojuicio que celebra la Audiencia Nacional. Abdulla Khayata Khatan, Abú Ibrahim , uno de procesados, intentó desdecirse sin éxito de las declaraciones que hizo en la fase de instrucción del sumario, en las que acusó con total rotundidad a Abú Dahdah de haber establecido en Madrid durante la década de los noventa una red para reclutar y financiar a mujahidines que enviaba a Afganistán, Bosnia, Chechenia, Yemen o Líbano para realizar la yihad (guerra santa). La quinta sesión del juicio se dedicó al interrogatorio de Abu Ibrahim, el procesado que más datos aportó al juez Baltasar Garzón contra el presunto líder de la célula española. Su testimonio puede ser una pieza clave para condenar a Abú Dahdah y a varios procesados más. Desde el primer momento quedó claro que la estrategia del imputado, extraditado por Jordania en el año 2004, consistía en negar todo lo declarado en el juzgado y en acusar al juez Garzón de manipularle y coaccionarle. «Ponía las palabras en mi boca», resumió durante la sesión de ayer.. El tribunal, a petición del fiscal, decidió entonces escuchar las seis horas de grabación en las que el procesado explica a Garzón, con todo lujo de detalles, las actividades de Abú Dahdah y de los miembros de la célula. La audición, que continuará en la próxima sesión, dará paso al interrogatorio de Rubira, en el que el fiscal tratará de demostrar que el acusado cambia ahora su declaración sumarial para intentar exculparse a si mismo y al resto de procesados, por lo que pedirá al tribunal que de pos válida la confesión que hizo ante Garzón. Ibrahim declaró ayer -con voz entrecortada por la emoción y entre sollozos- que la policía jordana le torturó y maltrató durante dos semanas cuando en febrero del 2004 fue detenido en ese país árabe por orden del juez Baltasar Garzón. El procesado aseguró que le golpearon, pisaron y humillaron y que durante todo ese tiempo le tuvieron encerrado en una letrina pestilente, con excrementos y orina.