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| Crónica | Juicio del 11-S |

La amnesia de un muyahidín

Los procesados en España por su pertenencia a Al Qaida y su participación en los atentados del 11-S niegan sus declaraciones iniciales o bien dicen no recordar su pasado

Khayatan Khatan , «Abú Ibrahim» durante su declaración de ayer

Publicado por
A. Torices - madrid
León

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El sexto procesado que declaró en el juicio contra la célula española de Al Qaida, Osama Darra, uno de los principales acusados, se quedó sin memoria en el momento más comprometido de la declaración, cuando el fiscal le preguntaba por unos faxes en los que grupos islamistas le pedían ayuda para hacer la yihad (la guerra santa). El imputado recibió en su tienda de Madrid en los años noventa varios faxes enviados desde Líbano por activistas palestinos que señalaban que «es el momento de luchar contra los judíos» y le pedían que enviase dinero y muyahidines para atacar los asentamientos israelíes, porque ya tenían armas. Darra, que ante Baltasar Garzón sí se acordó de los faxes aunque añadió que no había hecho caso a las comunicaciones, insistió ayer en que no recordaba nada. Osama Darra, presunto mujahidín en Bosnia y reclutador de combatientes para la yihad y financiador de grupos de Yemen y Líbano, admitió haber hecho viajes a todos esos países, a los que dijo ir para comprar ropa y otros productos que vender en España. De esta forma, explicó que había realizado múltiples transferencias a personas de esos países por miles de dólares, en negocios que siempre le salían mal. El exceso El acusado, en su insistencia por negarlo todo, especialmente su pertenencia a grupos terroristas, se excedió un poco y aseguró, en contra del sentido común, que hasta noviembre de 2001 -justo un mes después de los atentados del 11-S-, momento en que fue arrestado, «nunca había escuchado los nombres de Al Qaida y de Osama Bin Laden». A preguntas de su abogado, tildó los atentados de Nueva York de «salvajada» y dijo que «por ese motivo se ha arruinado a los musulmanes en todo el mundo». Las lagunas mentales de Osama Darra y las explicaciones inverosímiles se repitieron minutos después con la declaración del séptimo procesado, Jasem Mahboule, acusado de formar parte del grupo de Darra y Khayata Khatan, de haberse formado como muyahidín en Bosnia, en Afganistán y en Yemen y de poseer folletos de organizaciones terroristas islamistas y tener en su coche nueve folios con fórmulas químicas para fabricar distintos tipos de explosivos. Mahboule aseguró que había viajado tres veces a Afganistán entre 1996 y 1997 y a varios países más -Bosnia y Yemen--sólo por conocerlos y por ver si encontraba oportunidades para fundar un negocio. Sobre los documentos para fabricar explosivos y la propaganda terrorista dijo que no eran suyos y que los habrían dejado en su automóvil alguno de los árabes que le acompañaban a trabajar. Reconoció haber estado en Pakistán y Afganistán con Chej Salah, el supuesto fundador de la célula de Al Qaida en España y jefe de uno de los campos de entrenamiento de Bin Laden en Asia, pero le dijo al tribunal que «estáis equivocados sobre él, no es el jefe que decís, es sólo una persona modesta, un peón». En la última declaración completa de la vista de ayer, el procesado argelino Sid Ahmed Boudjella dijo que se ganaba la vida con robos, estafas y tráfico de drogas, que estaba borracho cuando declaró ante la Policía, que no es musulmán practicante y que Osama Darra se había interesado por comprarle tarjetas de crédito robadas. Todos niegan sus declaraciones anteriores.

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