Un «amigo» al frente del Santo Oficio

El Papa Benedicto XVI nombró ayr a su amigo personal el arzobispo de San Francisco (Estados Unidos), monseñor William Joseph Levada, su sucesor como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio de la Inquisición. El arzobispo de San Francisco, de 69 años, es un amigo personal del Papa Joseph Ratzinger, pues trabajó con él en la Congregación para la Doctrina de la Fe cuando el Pontífice fue nombrado prefecto en 1981, y ha sido también miembro de lacomisión editorial del Catecismo de la Iglesia Católica (1986-1994). El pasado 3 de mayo, el arzobispo Levada fue recibido en audiencia por Benedicto XVI y durante esta reunión el Papa debió proponerle ocupar el puesto de prefecto de esta importante Congregación, ya que desde ese día comenzaron a circular rumores de que el Papa había elegido al arzobispo norteamericano como su sucesor al cargo de la vigilancia de la doctrina de la Iglesia católica. Cuando estalló el escándalo de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos en Estados Unidos en 2001, moseñor Levada formó parte de la comisión creada por el Vaticano junto al episcopado estadounidense para estudiar los casos e intentar borrar la imagen creada tras estos episodios de la iglesia norteamericana. La prensa italiana afirma que el arzobispo nacido en California es conocido por sus duras posiciones contra los homosexuales aunque en conjunto es un moderado. En febrero de 2004, el arzobispo de San Francisco se enfrentó a las autoridades de la ciudad, favorables a las uniones entre homosexuales, y manifestó su apoyo a una enmienda constitucional que establezca explícitamente que puede definirse matrimonio sólo una unión entre un hombre y una mujer, una iniciativa que está detenida entre el Congreso y el Senado de Estado Unidos. Levada se distanció de algunos obispos norteamericanos que habían expresado su voluntad de no dar la comunión a los políticos católicos que apoyaban el aborto. Además cuando las autoridades de San Francisco pretendieron que las organizaciones sociales de asistencia (financiadas por el ayuntamiento) no discriminasen las parejas gays, su diócesis las apoyó recalcando que la ayuda debía a las personas necesitadas sin preguntar cuales eran sus relaciones personales.