La banda hace una demostración de fuerza y advierte a los empresarios que no ceden al chantaje
ETA reaparece con cuatro bombas en pleno debate sobre el proceso de paz
Los artefactos estallaron en un lapso de una hora en varias empresas de Guipúzcoa
ETA hizo explotar ayer cuatro bombas en otras tantas empresas de Guipuzcoa, a dos dias de que el Congreso vote una mocion para autorizar al Gobierno a dialogar con la banda terrorista. Los atentados fueron condenados por todos los partidos democraticos vascos salvo el PCTV, que decidio guardar silencio. Todos ellos fueron evacuados al hospital comarcal de Mondragón con irritaciones en las vias respiratorias y en las mucosas. Tras permanecer varias horas en observación, fueron dados de alta. El Gobierno vasco envió al lugar de los hechos un técnico de atención de emergencias, que estableció un perímetro de seguridad de 300 metros. La empresa Félix Gabilondo, dedicada al cincado electrolítico, cobreado, niquelado y latonado, se encuentra en la zona de San Blas, en las afueras de Vergara, por lo que no fue necesario alertar del escape de gas a los vecinos de la población. La consejería de Interior del Ejecutivo de Vitoria no dudó en atribuir los atentados a ETA desde el primer mo-mento. Las localidades donde se produjeron están en línea, unidas por la misma carretera y en un trayecto de poco más de 40 kilómetros, por lo que se cree que los terroristas hicieron el recorrido de una sola vez y fueron colocando las bombas escalonadamente. Los artefactos eran todos de similar potencia y, según las primeras investigaciones, cada uno estaba compuesto por un temporizador y kilo y medio de explosivos, posiblemente cloratita. Los atentados -que no fueron reivindicados- pueden tener una doble interpretación. Por un lado, la banda hace una demostración de fuerza de cara a la negociación con el Ejecutivo, en la que parte en una situación de inferioridad. Por otro, lanza un mensaje de advertencia a los empresarios: aunque se inicie un proceso de diálogo, éstos no deben dejar de pagar el impuesto revolucionario. Una extorsión que cada vez obtiene más rechazo, como reconocía el industrial Jesús María Korta, cuya firma fue atacada el pasado mes de enero. Korta aseguraba incluso que existe un «pacto entre caballeros» para no ceder al chantaje. El ministro del Interior emitió un comunicado en el que apuntó que el objetivo es lograr la desaparición definitiva de ETA, una meta para la trabajará con el único límite de la legislación vigente. Alonso reafirmó el compromiso de su departamento de no ceder ante quienes persiguen imponer sus objetivos haciendo uso de la violencia y el terror, y recordó que su prioridad, antes que cualquier otra, es «poner a disposición de la Justicia» a los terroristas. El ministro reiteró su «convicción» en que «la unidad de los demócratas y la fortaleza del sistema democrático» con los pilares desde los que con la Constitución y las leyes se debe combatir a la violencia. El secretario de Libertades Públicas, Seguridad y Justicia del PP, Ignacio Astarloa, subrayó, a su vez, que ETA «está más débil que nunca» gracias a la política antiterrorista de los últimos años, pero «está ahí y, mientras esté ahí, ETA mata, ETA amedrenta, multiplica la violencia en la sociedad y extorsiona a los empresarios»., aseguró el popular. Apoyo para la moción El PSOE, entretanto, logró su objetivo de aglutinar a todos los grupos, salvo el popular, tras su propuesta. Fuentes parlamentarias socialistas señalaron que existe un acuerdo casi cerrado con la totalidad de fuerzas de la cámara, excepto el PP, con el que no habido contactos. El presidente de CiU, Artur Mas, anunció el voto favorable de su grupo porque «nunca hemos descartado este diálogo siempre que se abandone la violencia». El portavoz adjunto de Esquerra Republicana, Joan Tardá, confirmó que darán un «sí, siempre y cuando la negociación tenga el aval de los nacionalistas vascos». El PP ha sido el único que ha ofrecido al Gobierno una oposición frontal. Rajoy reclamó al Gobierno que rompa la dinámica en que está inmerso para lograr el fin de la violencia porque ETA marca la hoja de ruta de ese proceso y maneja al Ejecutivo.