Un año para pasar de la chatarra a «gestores de residuos peligrosos»
El nuevo marco legal obliga al propietario de un coche fuera de uso a darlo de baja en un centro expresamente autorizado por la Junta, en el que se descontamina, se separan sus residuos y se desmontan las piezas, unas para la reventa y otras para el reciclado en forma de metales, plásticos, etcétera, y, las menos, para el vertedero. Chatarrerías y desguaces han pasado a figurar en la actual normativa como «gestores de residuos peligrosos» en un negocio que sigue siendo particular pero que tiene que dar cuenta, casi a diario, a las oficinas de la Junta y de Tráfico. Quien deje abandonado un coche viejo a modo de basura puede ser multado con hasta 7.000 euros, aunque este tipo de casos suele ser infrecuente por lo fácil que resulta idenficar al propietario a partir de la numeración de piezas, marcas o repuestos. En realidad la norma responde más a una propuesta de concienciación medioambiental y económica que punitiva, de manera que los trámites resultan también sencillos: cada vehículo se entrega con la docupentación correspondiente, como el permiso de circulación, la tarjeta de la ITV, el recibo municipal del último impuesto de circulación y, por último, firmar la baja. Lo demás corre por cuenta del desguace que le entrebará un «certificado de destrucción».