El objetivo a diez años es que sólo un 5% de los componentes de la chatarra vayan a los vertederos

La adecuación de la normativa española a la europea en materia de achatarramiento y reciclaje de vehículos usados tiene todavía un horizonte de diez años, aunque los objetivos son muy concretos, según la Junta y los empresarios del sector. Se calcula que en León, por ejemplo, van a parar a los desguaces casi cinco mil automóviles, de cuyos componentes, previamente desmontados, en el año 2000 iba el 25% a los vertederos industriales, el 15% en el 2006 y en 2015 sólo debe quedar el 5%. Las empresas que sobrepasen estos topes serán sancionadas de forma drástica, sin más alternativa que el cierre si no homologan sus instalaciones, de forma que no podrán admitir vehículos sino, en el mejor de los casos, sólo actuar como comercios de venta de repuestos previamente adquiridos a terceros. El desguace de un vehículo genera en peso aproximadamente un 60% de hierro, un 7% de aluminio, otro tanto de líquidos que es preciso eliminar (aceites minerales, de frenos, etcétera), y un 4% de goma o caucho de las ruedas, a mayores de cobre, plomo espumas de los asientos y otros materiales, no siempre fáciles de separar. Teóricamente y una vez eliminadas ruedas, líquidos y elementos reutilizables como piezas de segunda mano un coche de tamaño normal se prensa mediante máquinas especiales hasta reducir su volumen a no más de un metro cúbico y facilidar el transporte de lo poco que queda de él a terceras factorías. donde, a su vez, son triturados y refundidos para separar los diferentesi metales y aleaciones según la temperatura de fusión de cada uno. Las factorías de destino están ubicadas en Palencia y Asturias, aunque algunos desguaces también remiten sus deshechos a Burgos.