Objetivo: optimizar el sistema eléctrico
La línea Lada-Velilla pretende poner fin a un problema energético; para ello necesita ubicar torres de 51 metros de altura cada 400 metros a lo largo de 120 kilómetros
Nadie pone en duda la necesidad de una línea de alta tensión para evacuar el excedente de energía eléctrica que produce Asturias, el problema reside en encontrar un trazado que no moleste a nadie. Red Eléctrica Española, que fue la primera empresa en el mundo dedicada en exclusividad al transporte de electricidad y a la operación de sistemas eléctricos, se encuentra hoy con un grave problema. Nadie quiere que sus gigantes autopistas de hierro surquen sus valles, montañas y en definitiva destruyan lo que ya es difícil de encontrar. La nueva línea Lada-Velilla pretende poner fin a un problema pero para ello necesita un corredor de 120 kilómetros surcado cada 400 metros aproximadamente de una enorme torre de 51 metros de altura y casi 8 metros de base con una tensión de 400 kilovoltios. Estas características sumadas a los estudios que aseguran que los campos electromagnéticos incrementan determinados tipos de cáncer ha provocado alarma social y los vecinos afectados por el corredor consensuado por el Principado y la Junta de Castilla y León han puesto el grito en el cielo, sobre todo al saber que ya se han rechazado dos trazados originales y siete alternativas. Es interesante recordar que actualmente existe una denuncia contra el Estado Español por parte de la UE por pretender que esta línea atravesara el Parque Regional de Picos por considerarlo una auténtica barbaridad lo que condujo a la compañía a buscar alternativas que a día de hoy no ha conseguido materializar. La cuestión no es meramente económica según la compañía, pero su ubicación en el valle del Curueño si lo sería, pero para acabar con ella, pues sólo les queda el paisaje, el turismo y los gallos de pluma ya que la minería, la agricultura y la ganadería han desaparecido. Es cierto que el desarrollo de la red de transporte favorece globalmente a todos los usuarios, reduciría las pérdidas de transporte y permitiría bajar ligeramente los precios al consumidor, pero la realidad es que nadie la quiere. Ante esta situación que parece irrevocable, sólo queda esperar a que el ministerio de Medio Ambiente realice la declaración de Impacto Ambiental y al igual que en los demás corredores sea negativa porque no hay que olvidar que la riqueza que encierran el valle del Curueño y del Torío es de las pocas vírgenes que quedan en España.