Cientos de personas despiden al joven asesinado de Berga en medio de una gran tensión

Unas 2.000 personas asistieron a primera hora de ayer al funeral de Josep María Isanta, el joven de 22 años muerto a cuchilladas en la localidad barcelonesa de Berga en la madrugada del pasado sábado durante una pelea callejera. La misa se celebró en una clima de gran tensión en la iglesia de Santa Eulalia, situada en la céntrica plaza de Sant Pere, que se llenó con unas 500 personas. Fuera de la iglesia, otras 1.500 personas, mayoritariamente jóvenes, siguieron la misa gracias a un altavoz. Durante la ceremonia religiosa, los asistentes mantuvieron un riguroso silencio, a pesar del dolor y de la emoción que se podían ver en muchos rostros, sobre todo en los de algunos jóvenes amigos de Josep María Isanta. A partir de las 15.30 horas, cuando un millar de personas se dirigieron en manifestación hacia los juzgados de la ciudad a la espera de que comparecieran algunos los detenidos por el asesinato de Josep María Isanta. Un grupo de 12 Mossos de Esquadra con material antidisturbios que protegían las puertas del juzgado fueron increpados por muchos de los concentrados con gritos como «asesinos». En el momento de mayor tensión, un grupo de jóvenes se dirigió incluso hacia la comisaría de los Mossos de Esquadra con el ánimo de asaltarla, aunque finalmente se contentó con corear lemas contra el cuerpo.