Diario de León

De los nogales de Fresno al Everest

El montañero leonés que logró coronar la cumbre de la tierra es definido por sus familiares y amigos como un hombre optimista, emprendedor y fiel a su gente y a sus costumbres

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O. Marrón / A. Gaitero - la virgen del camino
León

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La primera escalada que hizo Jesús Calleja, el hombre que el 30 de mayo de 2005 llevó por primera vez la bandera de León hasta el Everest, «fue a los seis años a los nogales del molino de Fresno de la Vega». El molino de su abuelo, que hoy está restaurado, fue la patria de sus veranos en la infancia, donde disfrutó no sólo subido por las ramas, sino bajando tordos del tejado, columpiándose y bañándose en la presa. Así lo recuerda su hermano menor. El mayor, ayudaba al abuelo, siempre con el mono y la gorra puesta. Por entonces no había probado los arnés ni los crampones, pero se enroscaba a los árboles, cuenta su madre, María, con una maroma a la que ataba varios nudos hasta conseguir subir a lo más alto. «Abuela Tasia, cuando sea mayor escalaré el Everest», voceaba el chico cuando la mujer, preocupada por su seguridad, ponía el grito en el cielo. Cuando su padre iba de pesca -afición que ha heredado Kike- a Jesús siempre le tenían que andar llamando porque andaba por encima de alguna roca. A los quince años cambiaría los árboles por las montañas de León -en Aviados, Pedrosa y Vegacervera, sobre todo- probó sus primeras paredes. Luego llegaría el Naranjo de Bulnes, Pirineos y desde hace más de una década el Himalaya y otras aventuras en la Patagonía. Jesús González Calleja nació en León hace cuarenta años. Es el segundo hijo de los tres que tuvieron Julián, de Cistierna, y María Jesús, oriunda de Fresno de la Vega. A Julián, el mayor, una enfermedad incurable le arrebató la vida. Kike, el pequeño, es su hermano, su amigo, su socio y, de cuando en cuando, incluso su padre porque a Jesús -confiesa- «a veces hay que tratarle como a un hijo». A Julián, el mayor, una enfermedad le arrebató la vida. Los dos hijos que dejó, Pablo y Diego, esperaban a Jesús en el aeropuerto bandera de León y cámara en ristre para celebrar el triunfo de su tío. El pequeño, con el estandarte agarrado a las manos, no se separó de él ni un instante. «Un hombre simple, alegre, nunca tiene momentos malos. Lo tiene todo». Así ven los ojos de Ganesh a Jesús Calleja, el montañero que ha llevado por primera vez a León a la cima del mundo. Ganesh y Sures son sus dos hijos adoptivos, «son los hijos de toda la familia», apostilla la madre del escalador. «Tiene un empuje especial a la hora de hacer las cosas», subraya su amigo y compañero de escalada José Luis Aparicio, Apa . Esa es, añade, la clave de su triunfo en el Everest. «Cuando casi todos marcharon, él decidió quedarse y erre que erre, hasta que lo consiguió». Dicen sus allegados que Calleja es capaz de venderle hielo a un esquimal. Un hombre de recursos. «Estando el año pasado en el Cho Oyu con Juanito Oiarzábal se quedaron casi sin comida y Jesús salió por el campamento y cuando regresó venía cargado de latas». ¿Cómo lo había conseguido? Prometiendo aquí y allí que Oiarzábal se haría una foto con ellos al día siguiente. También logró que Juanito presentara en León su última expedición. Y fue Juanito quien le prestó el teléfono para comunicarse con León. Es también el mejor amigo de sus amigos, que aprecian en él que los triunfos de su carrera como montañero y especialmente de los últimos meses no le han hecho perder los lazos y viejas costumbres. «Tiene un gran sentimiento con sus amigos y sigue haciendo con nosotros sus cositas. Ya estamos pensando en ir a Quirós a pasar un fin de semana, escalar y echar unas sidras», explica Apa. Jesús Calleja es también muy familiar. Su padre y su madre le han visto cómo escala en Vegacervera, pero no sólo eso. Les ha llevado hasta los pies del Everest, hasta Namche Bazar, una de las localidades que están en la ruta que ha hecho en los dos últimos meses. Con su hermano, que le acompañará a escalar en octubre el Island Peak en la India y posiblemente el Anconcagua, cima de América, en el 2006 también comparte la afición por las motos y un negocio de coches en el que Jesús Calleja trabaja seis meses al año. Atrás dejaron la peluquería, un oficio heredado de sus padres, como su espíritu emprendedor. Julián, de 74 años y María, de 64, regentan varias casas rurales en Villanueva del Condado. «Hoy sí que me siento orgulloso de ser de esta tierra» «La baza que jugué es saber que soy resistente y muy rápido en las bajadas como aseguran mis compañeros de escalada cuando entrenamos en las montañas de León» «Pensé que no había subido, que lo había soñado. Me dí cuenta de que era cierto cuando empezó a funcionar el satélite y comencé a recibir enhorabuenas» JESÚS CALLEJA Primer leonés en el Everest

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