«A los saharauis se nos acaba la paciencia»

De traje marrón oscuro, barba bien recortada y mocasines oscuros llegó ayer a Galicia Hamada Selma después de dejar los 48 grados de temperatura que, recordó él mismo, se hacen insorportables este junio en los campos de refugiados de esa zona sur en medio de la nada llamada el Sáhara. Selma, «ministro» de Justicia de ese país no reconocido por ningún organismo internacional, comenzó su periplo por la comunidad visitando a su homólogo en la Xunta, Xesús Palmou, para pasar luego por varios ayuntamientos en los que agradeció «su apoyo y colaboración» con ese pueblo. En Ferrol, una de sus esca-las, fue todo alabanzas hacia los gallegos y las administraciones locales. «En nombre del Sáhara les traslado mis mayores agradecimientos a este ayuntamiento y sus gentes», dejó escrito en el Libro de Ouro de la ciudad naval, adonde llegó acompañado de una pequeña delegación. Los elogios fueron menguando cuando se refirió a la ONU, a Marruecos o a la posición del Gobierno español, más próximo ahora a Rabat, cuyo poder «viola, veja y tortura a nuestra gente». Al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero le pidió «que abandone su neutralidad, porque es imposible serlo». Siempre diferenciando el gobierno de los ciudadanos, Selma observó que «España tiene una deuda moral con el Sáhara», recordando que quedó a la suerte de Marruecos tras «una descolonización mal hecha». Y puso la puntilla: «No se puede tolerar esa neutralidad cuando España está vendiendo armamento a Marruecos». De armas siguió hablando. ¿Volverá la guerra al desierto? «Es difícil asumir esa responsabilidad, decirle a la gente que ha de volver a la batalla, pero la paciencia del Sáhara, tras diez años, ya se está acabando, y si no hay respuesta no nos quedará más remedio», dijo el emisario de ese gobierno en la sombra, en la clandestinidad, que en breve regresará a unos campos en los que escasea el agua, el arroz y la esperanza. Sobre la decisión del Gobierno marroquí de impedir el pasado fin de semana a una delegación de cargos municipales y periodistas españoles visitar zonas del Sáhara, Hamada Salma apuntó que «sólo demuestra una vez más que Marruecos no cumple con la democracia ni con la libertad de expresión». Apuntó que la delegación española pretendía hacer «una visita simple y llana».