Todo aquí, parte mínima allí
Antibióticos pasó del ámbito local a la multinacional italiana Montedison, luego a Fidia Farmaceutici, del holding industrial Sir, y ahora ha sido segregada del grupo farmacéutico Divisiones
Desde la factoría de Antibióticos en León hasta la cabecera del grupo industrial Sir hay todo un entramado de empresas y sociedades, unas dedicadas al sector químico y otras al tecnológico, que convierte a la fábrica leonesa, quizá también al drama que viven las cuatrocientas familias que viven de ella, en un pequeño punto en el universo de sociedades que lideran las familias Pizzocaro y Rossi. Aquella iniciativa que se inauguró a mediados de siglo de la mano de un grupo de importantes laboratorios nacionales pasó de la mano de Juan Abelló y Mario Conde al mundo de las multinacionales, de cuyas redes hoy se libran pocas empresas interesantes. Montedison aprovechó el potencial y el conocimiento acumulado por la fábrica leonesa para reflotar sus factorías italianas y poner en marcha las colaboraciones en China, hasta que la irrupción en su accionariado de la eléctrica francesa EDF y otras compañías del sector energético centraron su negocio en ese campo. El grupo químico ya no era del interés de la nueva empresa, que se denominó Edison (recuperando sus orígenes), y en mayo del 2003 la división de Antibióticos fue vendida a Fidia Farmeceutici, una de las filiales del grupo Fidia, integrado en el grupo industrial Sir. No fue una venta sencilla, al menos en teoría, y finalmente el conglomerado empresarial italiano que hoy es más conocido y más cuestionado en León, Sir Fidia, se hizo con las cinco factorías del grupo Antibióticos por el precio de la deuda financiera que acumulaban: 157 millones de euros. Edison no ganaba con la operación, pero saneaba su situación financiera. Con las empresas se fue buena parte del equipo directivo que hasta entonces había liderado el destino de estas cinco fábricas, entre ellos la que fue directora de la instalación leonesa, María Gobbi, y el de Recursos Humanos, Roberto Quber. Según fuentes de los trabajadores, se trató de un modelo de venta proactiva, un grupo especializado adquiere una empresa en crisis, la sanea en lo posible (a menudo reduciendo costes a través de recortes de empleo y control de gastos), mantiene al grupo directivo que apoya el cambio de propietarios y finalmente vende la empresa, entera o por divisiones, o la mantiene en su poder hasta que las circunstancias sean favorables. Pérdidas Lo cierto es que desde que Antibióticos pasó a manos del nuevo grupo industrial italiano se rompió la tendencia de recuperación de la fábrica leonesa en los ejercicios del 2001 y 2002, cuando ganó 11 millones de euros; para pasar a perder más de 40 millones de euros en las cuentas del 2003 y el 2004. La justificación está en el descenso de las ventas y en las consecuencias de la situación del mercado de productos intermedios para la industria farmacéutica, debido sobre todo a la incorporación de productores asiáticos y la caída de precios. Desde la fábrica leonesa se apunta también una táctica que consiste en asignar a esta instalación el gasto de la puesta en marcha de nuevos proyectos, que luego son explotados y rentabilizados en otras factorías del grupo. La cuestión, según estas fuentes, sería provocar la quiebra técnica en el grupo leonés para justificar su cierre definitivo. De momento lo único verificable es que los sucesivos planes industriales (ayer se anunciaba un nuevo intento por el Ministerio de Industria) que apuestan en la teoría por la inevitable diversificación de la producción de la fábrica de Armunia para garantizar su viabilidad futura se han quedado en la práctica en nada. Antibióticos de León es de nuevo dependiente del monocultivo de los derivados de la penicilina, especialmente sensibles a los vaivenes del mercado y cuyo uso es hoy residual en los tratamientos médicos del mundo desarrollado. La llave de la supervivencia de Antibióticos existe, prácticamente todo el mundo sabe dónde está. La cuestión es que se diga claramente si se apuesta por este futuro, o si el objetivo es acabar con la histórica empresa leonesa, llevándose por el camino el mayor volumen de ayudas públicas que el compromiso institucional sea capaz de conceder para intentar curar la herida que la crisis de Antibióticos abre en el panorama industrial leonés.