Del Olmo envía a prisión a los últimos detenidos en relación con el 11-M

Los cinco supuestos terroristas vinculados al 11-M detenidos el pasado miércoles en la operación Sello desarrollada en Madrid y Barcelona componían un grupo de infraestructura y apoyo a la célula integrista que perpetró la masacre de los trenes. El juez del caso, Juan de Olmo, que durante todo el pasado domingo interrogó a los sospechosos, decretó ayer la prisión incondicional de los cinco marroquíes. El instructor imputa a Mohamed Larbi Ben Sellam, supuesto jefe del grupo y lugarteniente del cerebro de los atentados, Mohamed el egipcio, un delito de integración terrorista, tanto en el sumario del 11-M como por la denominada operación Nova del pasado año contra diversos grupos integristas a los que aparece vinculado. El magistrado también le acusa de otro delito de inducción al suicidio por invitar a varios de sus acólitos a convertirse en mártires para viajar a Irak e inmolarse en atentados. Del Olmo hace la misma imputación de instigar al suicidio a otro de los arrestados, Abdenneri Essebbar, al que encarcela por colaboración con banda terrorista. También fueron enviados a prisión como colaboradores del grupo terrorista de Ben Sellan los demás detenidos: Mohamed El Iddris-si, Hassan Amrani Boukhorza y Driss Belhadi. Todos ellos -sostiene el juez- son parte integrante actual de la red del Grupo Islamista Combatiente Marroquí (GICM), la organización terrorista a la que pertenecían los autores materiales del 11-M. El magistrado explica que la principal tarea de esta célula, además de prestar ayuda a otros miembros del GICM, era la de «captar, trasladar y cobijar a personas que estarían dispuestas a intervenir en actuaciones delictivas terroristas en determinados países como Irak». El propio instructor y los servicios de información de la policía reconocen no saber el alcance exacto de las relaciones de esta célula con otros grupos integristas instalados en España. Por ello, Juan Del Olmo ordena además remitir a otros juzgados de la Audiencia Nacional las declaraciones y atestados de los detenidos por si aparecieran vinculados con otras investigaciones. Lo que si tiene claro el juez, es el papel clave que el grupo liderado por Ben Sellan tuvo en la huida de uno de los autores materiales de la masacre, Mohamed Afalah, quien tras huir a Barcelona terminó suicidándose en Irak en un atentado kamikaze entre el 12 y el 19 de mayo de 2005. Además de facilitar la huida, la célula ayudó a que el suicida se comunicara desde Irak con su padre para despedirse como mártir. En poder del magistrado hay cerca de una veintena de pinchazos telefónicos que, según los servicios de información, probarían que Ben Sellan encomendó a su hombre de confianza, Mohamed El Iddrissi, la compra de un teléfono móvil en marzo del 2005 en un centro comercial de Madrid, que terminó en manos del padre de Afalah.