El embajador de EE.UU. abre un periodo de distensión con Zapatero
El nuevo embajador de Estados Unidos, Eduardo Aguirre, llegó ayer a Madrid «ansioso» por trabajar con un país al que considera, dijo, «amigo y gran aliado». El diplomático afirmó que los estadounidenses comparten con España unos valores y objetivos comunes, entre ellos, el de la lucha contra el terrorismo y la extensión de la libertad y la democracia. Hoy celebrará su primera reunión con el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Se abre así una nueva etapa en las difíciles relaciones entre la Administración de George Bush y el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Aguirre, ex director de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración del Departamento de Seguridad Nacional, fue propuesto por el presidente norteamericano como embajador de España y Andorra ,y designado por el Senado, el pasado día 16. De origen cubano, emigró a Estados Unidos en los años sesenta, y desde entonces ha trabajado en organismos gubernamentales. La última etapa de su antecesor estuvo marcada por la polémica generada con motivo del desfile de la Fiesta Nacional, que se celebra cada año en la Castellana, y al que decidió no acudir en respuesta al desplante que Zapatero había hecho el año anterior al paso de la bandera de su país, frente a la que permaneció sentado.