Diario de León

Una vía que se abre bajo tierra

San Andrés del Rabanedo deberá esperar al segundo plan para ver si se acepta su propuesta de soterramiento del ferrocarril 750 metros más, hasta superar el paso elevado de Trobajo

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A. Caballero - león
León

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750 metros más o menos son una distancia insignificante dentro del recorrido del ferrocaril de Renfe por la península ibérica. Tres zancadas con unas botas del 52. Cinco minutos a paso lento y demorado. Más o menos también es el trecho que separa el límite donde está previsto que emerja la vía en el proyecto actual de integración -tras superar el paso a nivel del Crucero- y la propuesta elevada por el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo -una vez salvado el paso superior de Trobajo del Camino, tras superar el Lidl-. La opción tendrá que esperar a un segundo plan, según avanzó ayer Miguel Martínez, alcalde del municipio, pero ya cuenta dentro de los documentos de estudio de la sociedad León Alta Velocidad 2003, sobre los que deberá dictaminar el Ministerio de Fomento. El cambio, que fue planteado originariamente por el grupo de concejales de UPL en el consistorio de San Andrés del Rabanedo en marzo del 2003, supondría atenuar parte de los 6 kilómetros de vía que discurren por el término municipal y acabaría con el tradicional aislamiento que sufren los barrios de Pinilla y La Sal y la importante bolsa de habitantes de su entorno, que verían desaparecer el tren en vez de camuflarlo con pantallas vegetales, como recoge la idea actualmente contemplada. La distancia que pretende San Andrés del Rabanedo que se añada al proyecto global de integración del ferrocarril, que traerá la alta velocidad en el año 2008, le acarrearía a la sociedad un gasto aproximado de 30 millones de euros, con los cuales se soterrarían los 750-800 metros y se acometería la adecuación de toda la superficie. Dentro de ese terreno que quedaría liberado de la carga de las vías de la red nacional de ferrocarriles españoles habría espacio para la construcción de entre 400 y 600 viviendas, cuyas plusvalías atenuarían en parte la factura. Su calificación: barata o cara, depende del ángulo desde el que se observe el escenario. Y los vecinos del barrio de La Sal no ven nada más allá de lo que les marca la vía.

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