Diario de León

| Análisis | La amenaza del terrorismo global de raíz islamista |

La tercera guerra mundial asimétrica

Al Qaeda, sus 30 filiales locales y regionales y numerosas células autoconstituidas, que se extienden por 60 países, utilizan el terror indiscriminado para golpear a Occidente

Publicado por
Enrique Clemente - redacción
León

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Los atentados de ayer en Lon-dres son el último episodio de lo que algunos analistas consideran la tercera guerra mundial. Se trata de un conflicto bélico muy diferente de los anteriores, porque es asimétrico. Los contendientes son la única superpotencia mundial y sus aliados, ya sean occidentales o musulmanes, y una red terrorista islamista difusa y fantasmal, que se extiende por unos 60 países. Este bando es el que ha declarado una guerra total, porque aunque es infinitamente más débil posee un arma letal para golpear a sus poderosos enemigos: El uso indiscrimina-do del terror contra civiles, con el objetivo de causar el mayor número de muertos. El experto Fernando Reinares agrupa en lo que prefiere llamar «terrorismo internacional» a Al Qaeda, sus entre 20 y 30 entidades afiliadas de ámbito local o regional y muchas células autoconstituidas en diferentes países, pero alineadas con la organización de Bin Laden. Sólo en el 2004 se atribuye la autoría de casi 200 atentados cometidos en 13 países y cinco regiones geopolíticas a 17 grupos vinculados a este complejo entramado multinacional. Desde el 11-M, Europa no había sufrido ningún ataque terrorista de envergadura, aunque ni mucho menos dejó de ser un objetivo prioritario. La razón es que los yihadistas han concentrado todas sus fuerzas en Irak, escenario de una batalla que consideran crucial en su lucha contra los infieles. Se ha demostrado que los terroristas globales tienen capacidad para actuar a la vez en suelo europeo, seguramente a través de sus células autoconstituidas, en este caso en el Reino Unido. Pero la de ayer es la crónica de unos atentados anunciados. Sir John Stevens, jefe de Scotland Yard, declaró pocos días después del 11-M que un atentado terrorista en Londres era «inevitable». El alcalde de Londres, Ken Livingstone, calificó entonces de «milagroso» que no se hubiera producido todavía. «Los servicios de seguridad británicos ya consideraban que un gran atentado era cuestión de tiempo», señalaba ayer el embajador israelí en Londres, Zvi Jefetz. Este patético reco-nocimiento de vulnerabilidad muestra la magnitud de la amenaza a la que se enfrenta Occidente ante unos terroristas dispuestos a matar pero también a morir, porque creen que tendrán como recompensa el paraíso. ¿Cuáles son los objetivos de Al Qaeda y sus satélites? Frente a autores como André Glucksmann, que considera que los terroristas islamistas con nihilistas que siguen la divisa Mato, luego existo; o Michael Ignatieff, que afirma que no tienen ninguna meta política; lo cierto es que sí tienen objetivos políticos y los han explicitado claramente. Como dice Javier Jordán en Profetas del miedo, «su comportamiento es estratégico» y los terroristas no son «locos ni autómatas», sino que tienen un plan. La primera y más obvia lectura de los atentados de Londres y Madrid es que son una «venganza» por la implicación de los gobiernos de Blair y Aznar en la guerra de Irak. No hay duda de que el 11-M pretendía también desalojar al PP del poder y provocar la reti-rada de las tropas españolas de Irak. Al igual que los atentados en Arabia Saudí y otros países musulmanes tienen como fin derribar regímenes considerados apóstatas. Todo esto es cierto, pero no hay que olvidar nunca que la amenaza contra los países occidentales es muy anterior al 11-S, el 11-M y el 7-J, no es coyuntural. Los terroristas islamistas creen que actúan en legítima defensa contra una conspiración encabezada por EE.UU. para aplastar el Islam, por lo que Bin Laden entiende que la guerra santa es una obligación moral. Así, en una entrevista concedida a Peter Arnett (CNN) en 1997 decía que «la misión de matar a los americanos y sus aliados -civiles y mi-litares- es un deber individual de todo musulmán que puede realizar en cualquier país en el que sea posible». En agosto del 96, el líder de Al Qaeda hizo su primera declaración de guerra contra EE.UU., que en febrero del 98 extendió a los «cruzados y los judíos». Objetivo final Su fin último es movilizar a la que consideran nación musulmana para restaurar mediante la guerra santa o yihad un califato que se extienda desde el extremo occidental de la cuenca mediterránea hasta los confines del sudeste asiático para que su interpretación rigorista de la religión islámica domine el mundo. Por ello, como señala Reinares, el terrorismo internacional actúa con la deliberada intención de afectar la estructura y distribución de poder en regiones enteras del planeta o incluso a escala mundial. Otra cuestión que se repite es: ¿tiene causas este tipo de terrorismo? Ningún atentado está justificado, pero sería absurdo, miópe y suicida desconocer o minusvalorar cuál es su caldo de cultivo. El principal es el resentimiento y la frustación contra lo que consideran humillación por parte de Estados Unidos y sus aliados a los musulmanes. Las intervenciones en Afganistán e Irak, que han causado decenas de miles de víctimas civiles, o el apoyo incondicional de Bush a Israel frente a los palestinos sirven como excusas para asesinar. No así la pobreza, como se sostiene con desconocimiento.

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