Quince mil británicos apoyan la estrategia de Al Qaeda

«Sería milagroso que Londres no sufriera un atentado». Hace poco más de un año, el alcalde de la capital británica, Ken Livingston, verbalizaba un temor con el que convivían los que consideraban «inevitable» que el Reino Unido sufriera un ataque similar a los perpetrados por Al Qaida en Nueva York o Madrid. En el caso británico se tenía además la sensación de que el enemigo podía estar en casa: hasta tres mil musulmanes residentes en Reino Unido recibieron entrenamiento en campos de Al Qaida en Afganistán y desde los atentados del 11-S fueron interrogados 600 sospechosos de terrorismo, incluidos varios clérigos radicales acusados de alimentar el fundamentalismo entre los jóvenes musulmanes británicos. De acuerdo con un documento elaborado el año pasado por el Gobierno británico, en el Reino Unido vivirían entre diez y quince mil simpatizantes de Al Qaida, a los que se ha tratado de aislar fomentando la integración de los musulmanes moderados por medio de una estrategia bautizada como Contienda . Con el objetivo de «prevenir el terrorismo haciendo frente a sus causas», se han subvencionado diarios y cadenas de radio y televisión islámicas de carácter moderado. Pero los hijos y nietos de los inmigrantes no se han integrado.