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Las aspiraciones de varios dirigentes que apoyan a Piqué se verán frustradas por la continuidad

Rajoy no se atreve a cambios y mantiene a Acebes y Zaplana como caras del PP

Dirigentes populares apuntan a que es «el trauma del 14-M» lo que impide a Rajoy dar un giro al centro

Mariano Rajoy, ayer durante un discurso en la fiesta regional del PP en Cantabria

Publicado por
Magis Iglesias - madrid
León

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No habrá nuevas caras en el PP ni tampoco un giro al centro de su política de oposición. Ángel Acebes y Eduardo Zaplana seguirán siendo las caras del partido, como número dos y portavoz del grupo parlamentario, respectivamente; nada nuevo. Seguirán conviviendo pacíficamente los partidarios de consolidar el electorado más radical, para conjurar el riesgo de una escisión a la derecha, con quienes desean un viraje al centro. Las aspiraciones del presidente del PP de Cataluña, Josep Piqué, y de los dirigentes que creen que las cosas deben cambiar de raíz se verán frustradas. Una vez más. Así ha ocurrido desde que José María Aznar designó a su sucesor y todos esperaban que diera señales de que un nuevo tiempo había empezado en el PP. «Mariano tendrá que nombrar a un equipo de su confianza y se verán las primeras señales con la persona que escoja para dirigir su campaña electoral», decían quienes ocupaban la dirección en septiembre de 2003. Cuando Rajoy puso a un joven asesor de Aznar al frente de una campaña de perfil plano comentaron: «Necesita la legitimidad de las urnas y después de las elecciones tomará decisiones». Cuando el PP se hundió en los comicios del 14-M y el candidato se quedó al frente de un partido traumatizado por la derrota inesperada para ejercer de líder de la oposición, le concedieron un nuevo margen: «Lo primero es afrontar las elecciones europeas para que el partido no se derrumbe y caiga en la depresión. Ya tendrá tiempo de hacer nombramientos». El congreso nacional era la fecha clave para que el nuevo presidente revelara sus cartas y diseñara una dirección a su medida, con un proyecto y un discurso político propios. Pero tampoco cambió gran cosa. Dejó que Aznar protagonizara la última jornada del cónclave y conformó un equipo mixto, con algunos jóvenes en el comité de dirección y los máximos exponentes del «aznarismo» al frente de la organización. Las caras del Gobierno en las fatídicas jornadas de marzo de 2004, Acebes y Zaplana, se convirtieron también en la imagen visible del PP en la oposición. El trauma del 14-M Los dirigentes populares, partidarios de un cambio de estrategia, de personas y ubicación política del partido, creen que el continuismo y lo que denominan «el trauma del 14-M», tres días después de los atentados en Madrid, están en el origen de la actual incapacidad que ven en Rajoy para acometer una renovación y avanzar hacia el centro. «Lo que les pasa es que ellos quieren ganar las elecciones del 14-M porque todavía no han superado el trauma y así nunca podremos ganar las próximas», argumenta uno de los detractores del actual sesgo político del Partido Popular.

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