Diario de León

| Análisis | Tormenta política en la Unión Europea |

La UE busca salir de la crisis en medio del «baile de culpas»

El no a la Constitución europea no es el único culpable del desánimo que recorre Bruselas, pues la UE ya arrastraba problemas de aceptación social hace tiempo

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José M. de Areilza Carvajal - madrid
León

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1 Crisis, ¿qué crisis? Una sensación generalizada de desánimo recorre Bruselas y por ahora no hay ideas claras para consolidar y relanzar el proyecto europeo. Franceses y holandeses han votado no a la Constitución europea y el reciente Consejo Europeo ha sido incapaz de reaccionar con un Plan B. Los líderes europeos se han limitado a anunciar una «pausa para la reflexión» muy ambigua, que al final consiste en dejar a cada Estado que haga lo que quiera con la ratificación de la Carta Magna. Británicos, irlandeses, portugueses y daneses ya han retrasado sine die sus referendos. La nueva presidencia británica tiene un gran reto ante sí, pero no podrá hacer nada si no logra el consenso de los 25 Estados miembros. La crisis refleja problemas de fondo que van más allá del sí o el no al texto de la Constitución europea y del siempre complicado reparto de los dineros comunitarios. La Unión Europea arrastraba problemas de aceptación social y de eficacia desde hace algunos años. La reciente ampliación al Este no es nada popular en muchos Estados, las próximas ampliaciones aún menos y no pocos ciudadanos europeos no entienden cómo se gobierna desde las instituciones comunitarias y se resisten a que éstas acumulen tanto poder. Otros ciudadanos denuncian las carencias de la Unión, por ejemplo en política exterior y de defensa, en la lucha contra el terrorismo o en la gestión de la inmigración. 2 Los culpables europeos. Mientras tanto en Bruselas continúa estas semanas el peligroso juego de encontrar un único culpable del parón europeo, cuando lo que se necesita es una solución que cuente con todos los Estados y las instituciones y no divida más a la Unión. En este «baile de culpas», los principales participantes son los siguientes: 2.1. Los grandes culpables: Los franceses Muchos franceses creen todavía que su país es una gran potencia y, al mismo tiempo, por primera vez recelan del sistema comunitario a través del cual Francia ha proyectado su grandeur desde los años cincuenta. La ampliación a diez nuevos países, que favorece sobre todo a Alemania, los problemas para gestionar la creciente inmigración, la posibilidad de entrada de Turquía en la Unión y las elevadas cifras de paro han alimentado el campo del no, que también ha aprovechado el referéndum para castigar a un gobierno muy impopular. Jacques Chirac El desacreditado presidente francés no tenía necesidad alguna de convocar referéndum para ratificar la Constitución, pero quiso re-legitimarse a través de la consulta. Tras la crisis de Irak se creyó un líder mundial y el despertar ha sido muy duro. Enseguida se ha desvinculado del resultado del referéndum y del fracaso de un texto que negoció y firmó, y se ha limitado a cesar a su primer ministro. Durante la negociación de presupuestos en la cumbre de junio se ha visto aislado, pero se ha aferrado a lo pactado en el 2002 con Alemania para preservar sus cuantiosos subsidios agrícolas. Valery Giscard D'Estaing Quería ser elegido miembro de la Academia Francesa gracias a la redacción de una Constitución europea y lo consiguió en diciembre del 2004. A cambio ha sido uno de los responsables del polémico reparto de poder de la Carta Magna, que divide a países grandes y pequeños, y de que el texto llevase el provocador nombre de Constitución europea. Ahora culpa de todo a la gestión de los referendos e insinúa que se ha equivocado el pueblo. Laurent Fabius El ex primer ministro no respetó los resultados del referéndum interno de su Partido Socialista francés y lideró con bastante demagogia la campaña del no en la izquierda, a pesar de haber sido un europeísta moderado en el pasado, todo para preparar su asalto a la presidencia de Francia. Los holandeses Les ha ido muy bien en la Unión Europea y ahora ante la ampliación no quieren pagar su parte del presupuesto, no saben cómo afrontar la inmigración ilegal y culpan de ello a Bruselas. Los gobiernos nacionales en su conjunto Durante varias décadas las buenas noticias europeas han venido siempre de los gobiernos y las malas de la Unión Europea. Y es que los Ejecutivos nacionales controlan y filtran de modo interesado la información europea y usan de chivo expiatorio a la Comisión una y otra vez. Las instituciones europeas La Comisión está ausente en el debate político europeo desde hace unos años, José Manuel Durão Barroso por ahora no ha demostrado que puede ser un líder europeo, aunque tiene madera para ello. El Parlamento no acaba de conseguir legitimidad social suficiente, los ciudadanos cada vez participan menos en las elecciones europeas y no se sienten muy representados por la Eurocámara. Turquía Ha conseguido tras un largo esfuerzo que comenzó en 1963 el compromiso de que el próximo 3 de octubre la Unión Europea abra negociaciones de adhesión, a pesar de que cumple sólo con alfileres los criterios políticos de democracia y derechos humanos. Reclama con fuerza su derecho a entrar y se apoya en los millones de turcos que ya viven en la Unión. El método elegido para aprobar la Constitución europea El ejercicio de la democracia directa es siempre complicada en sociedades mediáticas y fragmentadas que han optado por regímenes parlamentarios. La cadena de referendos en distintos Estados en diferentes momentos era muy arriesgada y es difícil decir sí o no sobre una cuestión compleja como es una reforma de los Tratados. La consulta popular impide los matices, se presta a la simplificación y el nombre elegido de Constitución ha provocado rechazos exagerados. Por otra parte, los ciudadanos votan muchas veces sí o no por razones muy distintas al contenido de la reforma propuesta. 2.2. Los pequeños culpables: Gerhard Schröder Se ha empeñado en conseguir una Constitución que diese más votos a Alemania y en hacer la ampliación al Este sin que el presupuesto europeo crezca. Carece de una visión europea atractiva que proponer a los demás países y empieza a estar incómodo en el tandem con Francia, el hombre enfermo de Europa. Tony Blair Fue el primer líder de un país grande que convocó un referéndum y arrastró a Chirac a ello. No quiere ver reducido el cheque británico , que pactó Margaret Thatcher en 1984 para compensar a su país por no participar apenas en la PAC de entonces. Ha sido destructivo en el Consejo Europeo atacando el gasto agrícola cuando había casi acuerdo en torno a él. Entiende la ampliación como un límite al federalismo, tiene un pie en EE.UU. y otro en Europa y le encanta dar sermones moralistas a sus colegas europeos aprovechando que su economía marcha muy bien. Su discurso en el Parlamento de Estrasburgo ha encandilado a muchos y las expectativas sobre su presidencia europea tal vez son demasiado altas. José Luis Rodríguez Zapatero Propició el acuerdo de la Constitución en junio del 2004 aceptando las tesis sobre reparto de poder favorables a Alemania y Francia y perjudiciales para España, y luego apoyó una reforma del Pacto de Estabilidad a medida de estos dos infractores. Consiguió que España fuera el primer país en realizar un referéndum sobre la Constitución europea, pero no ha conseguido como quería liderar el proceso de ratificaciones. Tampoco está sirviendo de puente entre Estados más prósperos y menos prósperos y entre el eje franco-alemán y los Estados más liberales. Reclama fondos estructurales y de cohesión para España en 2007-2013, pero no ha apelado por evitar la reducción del presupuesto. En la cumbre reciente estuvo a punto de aceptar una oferta muy mala para España, que reducía de 48.000 a 4.700 millones de euros los fondos recibidos en seis años. Los 10 países recién llegados La verdad es que lo han complicado todo, a ejemplo de España en los ochenta piden financiación generosa para la convergencia real de sus países y compiten con ventaja en costes laborales, sociales y fiscales, aunque han hecho un gesto a favor del acuerdo entre todos en la negociación de presupuestos, mostrándose dispuestos a renunciar a algo. EE.UU. Apoya a fondo la entrada de Turquía en la Unión y la política de Blair favorable a las ampliaciones. Sigue pagando la defensa de los europeos y sacándonos con mayor o menor acierto las castañas del fuego en asuntos de seguridad. «La crisis refleja problemas de fondo que van más allá del sí o el no al texto de la Constitución» JOSÉ M. DE AREILZA CARVAJAL, profesor de Derecho Comunitario

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