Las mañanitas de Don Felipe La cecina cautiva el paladar del Príncipe

La Base Aérea de la Virgen del Camino se vistió de gala un año más para la entrega de los reales despachos a los suboficiales de la decimotercera promoción. Para la ocasión, acudió el Príncipe de Asturias en representación del mando supremo del Ejército español. A las 11.15 horas, cuando los invitados y familiares aún buscaban sus sitios y las autoridades llegaban a sus aposentos, el sonido del helicóptero aceleró a los galardonados que todavía se estaban alineando en el centro del patio de armas. La bandera comenzó su camino, al son del Himno de España para dar la bienvenida al Príncipe, que vino sin la compañía de su esposa ya que, según comentó el Heredero a algunos asistentes, se encontraba indispuesta por causas normales del embarazo. Diez minutos antes de lo previsto, el Príncipe entró en la Plaza de Armas donde saludó, en primer lugar, a las autoridades militares de la Base y pasó revista a los sargentos preparados para licenciarse. En el palco de las autoridades le esperaban el alcalde de Valverde de la Virgen, David Fernández, el Delegado de Gobierno de la comunidad, Miguel Alejo, el presidente de las Cortes , José Manuel Fernández Santiago, el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera y el subsecretario de Defensa, Justo Tomás Zambrana que acudió en lugar del ministro Bono. Una vez hechas las presentaciones y cada uno en su sitio comenzó una breve ofrenda oficiada por el obispo castrense que, a su fin, dio paso a la entrega de los reales despachos a los sargentos. El acto coincidió este año con el relevo en el cargo del coronel Demaría, quien dio su última clase con un discurso en el que animaba a los licenciados a «fomentar su espíritu». El discurso se cerró con el Himno del Ejército del Aire que cantaron a viva voz todos los presentes, incluido el Príncipe, que también se mostró emocionado con el homenaje a los caídos y tan sólo levantó la cabeza cuando los aviones de la base surcaron el cielo. Posteriormente el Heredero dio la orden de romper filas con una enorme sonrisa en la boca cuando las gorras alfombraron el suelo. El desfile se presentó animado con los gritos de júbilo y ánimo de los soldados ante la presencia de los ya sargentos del Ejército del Aire. Los actos formales transcurrieon con normalidad y, tras el desfile, autoridades, invitados y miembros del Ejército se dirigieron al angar donde se dispuso un vino español. Los nuevos sargentos se colocaron a los lados de la puerta formado un paseillo por donde hizo entrada el Príncipe hasta la mesa de las autoridades. Allí le esperaban personalidades como el nuevo coronel director de la base, quien se mostró emocionado tras conversar animadamente con el Heredero, ya que sirvió a la Casa Real varios años. Los alcaldes de León y Valverde, Mario Amilivia y David Fernández, no dudaron en preguntarle por su esposa. El Príncipe disfrutó de los productos leoneses que se sirvieron en el aperitivo, tales como morcilla y embutidos de la zona aunque «sin duda, marchó encantado con la cecina», aseguró David Fernández. Todo terminó cuando el helicóptero despegó de vuelta a Madrid.