730 euros para la industria y 4,5 para el campo por no producir

Las indemnizaciones a las fábricas azucareras por dejar de producir se han cifrado en 730 euros (121.000 pesetas) por tonelada de azucar no molturada, en tanto que para el agricultor se rebajan a 4,5 euros (750 pesetas) por tonelada de remolacha no cultivada. En ambos casos se trata de compensar, al menos parcialmente, las inversiones realizadas anteriormente por unos y otros para mantener sus respectivas actividades. Al margen de la abrumadora diferencia de incentivos para dejar de producir los sindicatos agrarios denuncian el riesgo que supone para las comarcas del Páramo, Esla, Órbigo, Duerna o la Cepeda el abandono de un cultivo que genera no pocos más añadidos, aunque muchos parecen resignados a asistir al fin de una época que ha dado cierta prosperidad durante un siglo. La construcción de las primeras azucareras de la provincia data de la década 1910-20, con accesos empedrados que entonces suponían todo un modelo de modernidad frente a los tradiciionales caminos de tierra. Algunos se conservan todavía bajo el asfalto de las calles actuales en localidades como La Bañeza, Veguellina o León. La azucarera de Veguellina fue la última en cerrar hace cinco años, la de León hace diez y la de La Bañeza es, de momento, la única que se mantiene todavía en pie. Para las dos primeras la única alternativa ha sido especular con el suelo para la construcción de viviendas, con la correspondiente pérdida de empleos industriales y agrarios en las zonas donde estaban ubicadas.