Los artefactos estallaron en tres líneas de metro y un autobús según un modelo idéntico al del 7-J
Cuatro bombas de escasa potencia devuelven el terror y el caos a Londres
A las dos semanas de los atentados del 7-J que produjeron al menos 56 muertes, la capital británica volvía a vivir ayer una jornada de terror con la explosión de cuatro detonadores en tres estaciones de metro y en el segundo piso de un autobús urbano, produciendo un herido. Las explosiones sembraron el terror entre los viajeros y lograron su propósito, devolver el caos a la urbe mas importante del Reino Unido recordando que la amenaza terrorista sigue presente y activa. Catorce días después de los peores ataques que ha sufrido Londres en cincuenta años, parecía que la vida recobraba su pulso. Hasta ayer, cuando alrededor de la una de la tarde -dos de la tarde en España-, el metro de Londres decretaba la alerta ambar y eran evacuadas las líneas Hammersmith & City, Victoria y Northern Line. Tres explosiones de escasa potencia ocurrían casi de manera simultánea en las estaciones de Oval, Warren Street (según algunos testigos se trataba de una bomba compuesta por clavos en el interior de una mochila que fue depositada por un asiático que se dio a la fuga) y Shepherd's Bush, donde se vio huir a una persona que supuestamente había intentado explotar una bomba pegada a su cuerpo. Como ocurriera durante el 7-J, los terroristas atentaron en los cuatro puntos cardinales de la ciudad, lo que aumentó la sensación de inseguridad en la metrópoli. Mientras la policía acordonaba las calles alrededor de las tres estaciones y el caos se adueñaba de la ciudad, se recibía el aviso de una explosión de escasa potencia en el segundo piso del autobús número 26 en Hackney Road, en el este de Londres. A mediodía se habían cerrado las líneas de Bakerloo Line y Picadilly Line y evacuado las estaciones de Westminster y Waterloo, donde se realizaron pruebas ante un posible ataque químico. Intención de matar Algunas fuentes indicaron que la persona herida en la explosión de Warren Street podía ser el propio terrorista que colocó la carga explosiva. A las dos horas de producirse las explosiones, Scotland Yard confirmaba que no se trataba de un atentado como el del 7-J, pero aún así calificó la situación de «muy grave». «La intención de estos ataques era matar», aseguró el jefe de la policía. Los terroristas habrían dejado en los vagones y en el autobús mochilas muy similares a las que utilizaron los suicidas del 7-J, pero por alguna razón sólo explotaron los detonadores. No obstante, expertos en terrorismo valoraron ayer la posibilidad de que el ataque haya sido obra de aficionados. Jeremy Binnie, analista del Centro Jane's sobre Terrorismo y la Insurgencia en Londres, indicó que había diferencias cruciales entre los de ataques. El de ayer no se produjo en una hora punta, se atacaron estaciones alejadas del centro y «si eran bombas, parece que eran de fogueo», sostuvo Binnie. «Parece obra de aficionados en muchos sentidos», señaló. Por su parte, Keith Burnet, del Instituto Real de Asuntos Internacionales, indicó que las explosiones parecían formar parte de «un ejercicio de imitación realizado por personas menos expertas que los atacantes del día 7». «Una situación seria» El primer ministro británico, Tony Blair, suspendió su reunión con el premier australiano John Howard, para dirigirse al país en rueda de prensa. Blair pidió a la población que reaccionara con calma. «Aunque no se puede minimizar esta situación porque ha sido seria, esto ha sucedido para dar miedo a las personas, asustarlas y preocuparlas. Hay que volver a la normalidad lo antes posible». Blair tuvo que responder también a la pregunta de si se sentía responsable de los atentados por haber autorizado la guerra en Irak. «Los responsables son quienes cometen estos actos», sentenció el primer ministro. Los primeros ministros de Reino Unido y Australia recordaron que el terrorismo islamista había atacado en capitales occidentales antes de la invasión de Irak. «La gente gritó y el pánico se adueñó de ellos. Aún estoy temblando» SOSIANE MOHELLAVI, musulmana francesa testigo de los hechos