Diario de León

Treinta y cinco años de violencia

Renacido en los sesenta al calor del sentimiento de opresión de los católicos del Ulster, el IRA creció hasta convertirse en el mayor grupo terrorista que ha conocido Europa

Niños norirlandeses juegan con pistolas en las problemáticas calles de Belfast

Niños norirlandeses juegan con pistolas en las problemáticas calles de Belfast

Publicado por
David Beriain - redacción
León

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A finales de los sesenta, el IRA era, básicamente, nostalgia. Una organización donde los veteranos de la guerra contra Gran Bretaña y los ex compañeros de Michael Collins lloraban la entrega del norte de Irlanda a los ingleses, la partición de la patria, mientras evolucionaban hacia el marxismo. Mientras, en las calles, el problema era otro. Los católicos del Ulster vivían como ciudadanos de segunda, más pobres que los protestantes, con menos em-pleos y marginados del poder político. La violencia no tardó en estallar y, ante la falta de respuesta del IRA histórico, surgió el IRA provisional. Lo que siguió fueron 35 años de lucha armada que terminaron ayer y que por el camino se cobraron 3.000 muertos y 33.000 heridos. Los comienzos Cuando el IRA provisional, convertido simplemente en IRA, comenzó a hostigar a las fuerzas británicas para «lograr la reunificación de Irlanda», no pasaba de ser un grupúsculo mal armado y con pocos efectivos. El empujón necesario llegó el 30 de enero de 1972, cuando los paracaidistas británicos abrieron fuego contra una multitud de manifestantes católicos que defendían los derechos civiles en las calles de Londonderry. Catorce personas murieron en lo que sería conocido para siempre como «El Domingo Sangriento». A renglón seguido, Londres suspendió la autonomía del Ulster. La sensación de injusticia y opresión sacudió a la comunidad católica y los centros de reclutamiento del IRA se llenaron de jóvenes. Los emigrantes irlandeses de EE.UU. comenzaron a enviar dinero y armas. El IRA se convirtió en la organización terrorista más temible de Europa. Y no tardó en demostrarlo. Convirtió 1979 en una sucesión de asesinatos impactantes, entre ellos el de Lord Mountbatten, primo de la reina Isabel. Sin embargo, la banda no alcanzó el cenit de su poder militar hasta los años ochenta. Fue de la mano de socios internacionales que simpatizaban con su causa. El más activo de ellos fue Muammar el Gadafi. Gracias al líder libio, llegaron los primeros cargamentos de Semtex. Este explosivo plástico se convirtió en el símbolo mismo de la violencia. Inodoro y muy estable, permitía a los terroristas cometer sus atentados con más precisión que sus bombas caseras. El grupo aumentó la osadía de sus acciones y en 1984 dio un golpe de mano. Fue en un hotel de Brighton, donde el Partido Conservador celebraba su conferencia. La primera mi-nistra Margaret Tatcher, preparaba en la cama su discurso cuando 20 kilos de explosivos hicieron colapsar tres plantas. El baño de la Tatcher reventó, pero ella salió ilesa. Peor suerte tuvo el presidente de los tories y otras cuatro personas más. En 1991, el IRA llegó incluso a lanzar granadas de mortero sobre la residencia del primer ministro. Una de ellas hizo una cráter en el jardín. La primacía del Sinn Fein En todos esos años de lucha, el brazo político del IRA, el Sinn Fein, había tenido un papel subordinado al aparato militar. Sin embargo, las reuniones que mantenía Gerry Adams con el Gobierno británico convencieron a la militancia de que la lucha armada no iba a conseguir por sí sola la victoria. No fue fácil redefinir la estrategia por el enorme peso de los dirigentes del brazo armado, pero llegaron las treguas (intermitentes, por otra parte,, en toda la historia del IRA) y en 1997 el Sinn Fein se sentó por primera vez en la mesa de negociación. El camino hasta los Acuerdos de Viernes Santo, la base para la paz, fue tortuoso y a punto estuvo de irse al garete tras la masacre perpetrada en Omagh por una escisión del IRA. Los siguientes ocho años fueron un tira y afloja entre el Sinn Fein, las autoridades británicas, los unionistas y el propio IRA con el desarme de la banda como telón de fondo. El anuncio llegó ayer. La paz nunca estuvo más cerca. La gran prueba de la veracidad de los declarado ayer por el IRA será el avance de la policía del Estado y el retroceso de la estructura mafiosa. Tony Blair y Gerry Adams acordaron el pasado otoño que Londres transferirá la competencia sobre la policía al Ejecutivo autonómico en el plazo de un año y el Sinn Fein se incorporará a los organismos de supervisión de la policía.

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