Fraga se despide de la Xunta y certifica la celebración de un congreso sucesorio abierto

El Manuel Fraga presidió ayer su última reunión del Consello de la Xunta desde que, el ya lejano 5 de febrero de 1990, tomó posesión al frente del Gobierno, un mandato que revalidó en tres elecciones sucesivas hasta que, en las autonómicas del pasado 19 de junio, se quedó a un escaño de la mayoría absoluta y la coalición de socialistas y nacionalistas le arrebató el poder. En la reunión del Ejecutivo gallego, Fraga agradeció el trabajo de sus consejeros y les pidió disculpas por sus errores. Después, en la rueda de prensa, se despidió con corrección de los periodistas que han seguido la información presidencial en los últimos años, y se sometió a una última ronda de preguntas como presidente que los redactores centraron en lo que esta vez parece que sí toca: el proceso para su relevo en el PPdeG. Fraga echó balones fuera sobre la fecha del congreso que eligirá a su sucesor y matizó sus declaraciones anteriores sobre la viabilidad de llegar al cónclave con un líder de consenso. El próximo jefe de la oposi-ción quiso despedirse con un nuevo mensaje de tranquilidad a su partido. «El congreso va a ser un congreso abierto. Es decir, que puede haber, y probablemente habrá, más de un candidato. Lo importqante es que todo se haga dentro del consenso. Y así espero que se pueda hacer». Fraga mantiene, en suma, su propósito de trabajar en fases previas al congreso con el objetivo de llevar al cónclave un candidato que concite el favor mayoritario dentro del partido, pero sin ce-rrar las puertas a nadie. Algunos nombres En este punto, el líder del PP evitó pronunciarse sobre las posibilidades de Cuíña. Sólo cuando se le preguntó por Fei-joo y Barreiro, destacó que los dos hombres fuertes del grupo parlamentario (que ha señalado como «candidatos muy razona-bles» para relevarlo) gozan de su «mayor estima», una deferencia que Fraga, muy cauto, extendió a las demás personas citadas, en alusión a Cuíña. El presidente del PP gallego constató que en agosto volverá a reunirse con Rajoy, después del encuentro privado que mantuvieron el pasado día 15 en Santiago; en esa cita, decidirán el calendario del congreso sucesorio, partinedo de que el presidente gallego saliente ha pedido seis meses para prepararlo.