| Reportaje | La pancarta y los motivos |
El lamento del campo
Los manifestantes coincidieron en augurar un futuro negro ante las condiciones climatológicas y las previsiones administrativas para el cultivo de la remolacha en la autonomía
Luis y Javi son dos hermanos agricultores de 19 y 21 años, del Páramo Bajo de León, que alternan los estudios y el trabajo en el campo, y tendrán que «abandonarlo si no mejora la situación y si las ayudas a los jóvenes no aumentan». «Esta campaña es desastrosa para el campo debido a la sequía y las ayudas son mínimas y estamos indignados con todas las administraciones», afirma Javi. En la marcha, el presidente de Coag en Ávila, Jesús Martín advierte de los peligros de la reforma: «Si se aprueba, sería la ruina para el sector, desaparecería una parte económica importante en la provincia de Ávila». En esta provincia sería «aún más dañino porque no existe regadío de canal, todo es a base de sondeo y pozo».En cuanto a los préstamos para las ayudas de la sequía y el gasóleo Jesús Martín las cree «insuficientes», y propone que la solución sería «no pagar la seguridad social agraria durante un año y no pagar la contribución». «Con buena voluntad por parte de las administraciones todo es posible, y quitar el impuesto especial de hidrocarburos para conseguir un gasóleo profesional», finaliza el presidente abulense de Coag. A la hora de buscar alternativas, los agricultores lo tienen muy claro: no existen. «Si la reforma va hacia delante, todo el mundo sembrará alfalfa, y ahogaremos el mercado de la alfalfa, el maíz está prácticamente acabado y son muchas personas las que viven directa o indirectamente del sector remolachero, por lo cual el campo de Castilla y León se va a la ruina», asegura Daniel, de la comarca castellana de Esgueva. En animada charla, en un cierto tono de pesimismo, el campo afrontó su enésima protesta y cumplió con la tradición. Después de los discuros, un paseo por la ciudad castellana porque los autocares no salían hasta las seis de la tarde.