Un cerco en el pueblo y una bomba de agua contra el fuego

Los dos únicos jóvenes que residen a diario en Pereje no perdieron el tiempo en su lucha contra el incendio que parecía amenazar sus casas. Además del cerco que los más mayores habían realizado para proteger el pueblo, Vicente Vega y un amigo emplearon parte de la tarde en preparar una bomba de agua de precaución, que sería la encargada de poner el pueblo a salvo en el caso de que fuera necesario. Se trata de una bomba que la pedanía había comprado el año anterior como medida de lucha para atajar las posibles llamas que les pudieran amenazar. «Otro chico y yo», relataba Vicente, «estuvimos montando la bomba de agua para que estuviera lista por si era necesario, que en un principio temimos que sí fuera a serlo». Para la consecución del objetivo surgieron problemas que los jóvenes supieron atajar, como la falta de un tractor para remolcar a la bomba. Finalmente, tuvo que ser una máquina tractora procedente del pueblo de Vilela la que se llevase hasta Pereje, dado la imposibilidad de encontrar otra que estuviera más cerca. Todo un dispositivo de prevención que, afortunadamente, no fue necesario emplear.