Diario de León

El proceso de repoblación debe dar protagonismo a los robles y combinar pinos con castaños

La flora y la fauna afectadas necesitarán de 20 a 50 años para poder regenerarse

El pastoreo y la presencia de animales en el lugar reforestado es perjudicial Siete grados de difere

Este monte tardará muchos años en recuperar su aspecto actual

Este monte tardará muchos años en recuperar su aspecto actual

Publicado por
Roberto Martín Mielgo - león
León

Creado:

Actualizado:

El fuego que ha quemado parte de Pombriego, Ferradillo, Voces y Paradela de Muces se ha llevado consigo el color de la tierra verde y frondosa que caracteriza a la provincia leonesa. Al esfuerzo de sus vecinos por cortar el paso a las llamas, se suma la desolación de afrontar un futuro nuevo, protagonizado por los efectos del fuego en la flora y la fauna de la zona. Uno de los mayores expertos en temas ecológicos es el catedrático del Departamento Interuniversitario de Ecología de la Universidad de Alcalá en Madrid, Antonio Gómez Sal. El investigador ha realizado varios trabajos en la Estación Agrícola Experimental de León durante cuatro años. Según explica, el tiempo de repoblación de la zona dependerá del terreno. «Si es un suelo en buenas condiciones, la recuperación será rápida, unos 20 años, pero si por el contrario, el suelo es pobre la regeneración será enormemente lenta, como mínimo 50 años», comenta. En la provincia leonesa abundan los suelos silicios, muchos de ellos de baja calidad como consecuencia de los pinares que en ellos habitan. «En la zona hay pinos que han crecido muy lentamente y eso hay que tenerlo en cuenta a la hora de reforestar el suelo». Según el catedrático, el proceso de regeneración debe combinar pinos con castaños y favorecer a los bosques de robles. Así, «los pinares tienen que ser muy poco densos y la regeneración debe basarse en dos tipos de especies: el castaño, un tipo de árbol que se adapta muy bien al suelo pobre, y el roble, que es la base del reemplazo». Las especies más afectadas por los incendios son los pinos. «Son un tipo de árbol que está preparado para arder y cuya resina aviva las llamas», explica Gómez Sal. Una vez comience la reforestación del bosque es importante mantener a los animales alejado del mismo. «Durante los tres o cuatro primeros años de su recuperación hay que intentar que no haya ganado en él». Ya con el paso del tiempo, «hay que proceder con un pastoreo muy cuidado», señala. Pero el fuego no sólo destruye la vegetación. La fauna que en ella habita y el resto de elementos que componen el ecosistema, como el agua o el aire, acusan también sus efectos. Al mismo tiempo que se quema el hábitat se destruyen microorganismos y bacterias que a la larga acaban con el resto de los seres vivos. Los animales que viven en el lugar desolado se llegan a ver acorralados a causa de las llamas. La escasez de alimentos o la destrucción de sus medios de vida son las consecuencias indirectas que éstos sufren. «La fauna no regresa al lugar hasta que no crece la vegetación», explica Gómez Sal, quien indica además que la prioridad es la recuperación de la vegetación puesto que los animales, dada su capacidad para moverse, «vuelven una vez se dan las condiciones apropiadas». A la vez que el aire resulta contaminado, el agua, organismo vital de cualquier ecosistema, extiende los efectos de las llamas más allá del lugar. Las lluvias, especialmente las concentradas o torrenciales, tienden a arrastrar elementos como el carbón que rompen el régimen de infiltración del suelo provocando la pérdida de fertilidad que lo caracterizan. Y mientras la madre naturaleza se rinde ante los efectos del fuego, las otras víctimas son, irremediablemente, los habitantes de las zonas afectadas. «El hecho de ver destruido el medio en el que se ha vivido es un golpe moral», comenta el catedrático. Todo ello sin descartar las consecuencias económicas que los incendios provocan en la población. «Su paisaje, uno de los grandes atractivos para el turismo, queda hipotecado durante varios años». Finalmente, los recursos potenciales de los bosques, que en muchos casos forman parte de la actividad económica de la zona, son el otro bache al que sus vecinos tienen que hacer frente ahora y en el futuro.

tracking